El domingo inicia el horario de verano. La CFE ha dado a conocer el ahorro que implicó este cambio de horario el año pasado: mil 635 millones de pesos. El mismo día nos enteramos que la CFE, un monopolio público, pierde carretadas de dinero.
Según publicó La Jornada de ayer, la Comisión Federal de Electricidad reportó a la Bolsa Mexicana de Valores que tuvo pérdidas netas por 37 mil 552.3 millones de pesos durante 2013. Pérdidas de 95% superiores a las del año anterior.
Qué bueno que tengamos ahorros con medidas relativamente sencillas de aplicar, como lo es el horario de verano. Pero qué desastre que estos ahorros no se traduzcan en nada a la hora de ver que el manejo de una empresa que se precia de ser “de clase mundial” y que, además, es un monopolio público, termina con pérdidas inexplicables.
Pero así es México, el país en donde pasa de todo, pero al final no pasa nada… más que una descomposición acumulada.
Y es que tras décadas de corrupción y de dejar hacer, dejar pasar pensando que qué tanto es tantito, hoy el país es un desastre en donde cada quien hace lo que quiere y no hay consecuencias más que para unos cuantos que no tienen con qué defenderse.
Somos el país en donde los maestros fallecidos cobran sueldo y en donde su sindicato, además, se da el lujo de bloquear autopistas, tomar centros comerciales y robar gasolineras. En las semanas recientes la CNTE ha bloqueado la Autopista del Sol, la que conecta a Veracruz con Tabasco y vías en Michoacán.
Además, han vandalizado en los estados con peores resultados educativos: Oaxaca y Michoacán, en donde junto con Chiapas se negaron a participar en el censo del INEGI cuyos resultados nos mostraron el tamaño del boquete de los maestros fantasmas.
En los disturbios, la fuerza pública sólo intervino en Oaxaca. Ahí detuvo a algunos manifestantes, pero a los tres días los dejó libres.
Ése es México, el país del desastre educativo en donde pasa mucho, pero al final no pasa nada.
También somos el país en donde se asesinan alcaldes. Según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad, el Imco, durante los últimos cuatro años un presidente municipal es asesinado en promedio cada seis semanas y media.
Y ¿qué pasa con estos asesinatos? ¿En dónde están los culpables? Libres. Porque así es México, el país en donde los problemas se pueden resolver a balazos. En donde impera la justicia por propia mano ya que los crímenes no tienen castigo. Cada quien puede resolver sus diferencias como mejor le deje su conciencia. El Estado está ausente en este modus operandi.
Ante este escenario, no sorprende que los programas gubernamentales tengan pocos o nulos resultados.
En materia de seguridad se piensa que formando un cerco de seguridad en una zona va a resolver el problema. Pero al no haber una estrategia para fortalecer el Estado de derecho en general, no sorprende que los delincuentes simplemente muden su dirección y sigan cometiendo delitos.
Por eso si se cerca Michoacán, el crimen se muda al Estado de México, al DF, a Querétaro, a San Luis Potosí… el famoso efecto cucaracha que demuestra que la estrategia no puede cercar áreas. O logra fortalecer a las instituciones en todo el país o se fracasa.
Lo tantas veces dicho, sin Estado de derecho lo que hay es anarquía. Así vive México ahora.