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Nacional.- En un giro inesperado, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha cambiado su discurso respecto a la detención de Ismael “El Mayo” Zambada, líder del Cártel de Sinaloa. Tras haber afirmado previamente que no tenía conocimiento alguno sobre la operación, ahora el presidente celebra la captura como una muestra de la cooperación efectiva entre México y Estados Unidos.
Durante semanas, la administración de López Obrador había mantenido que la detención de Zambada, llevada a cabo por autoridades estadounidenses, se había realizado sin la intervención directa de las instituciones mexicanas, como la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) o la Secretaría de Marina (SEMAR). Esta postura inicial había suscitado críticas y dudas sobre el papel del gobierno mexicano en la operación.
Sin embargo, en una reciente conferencia de prensa, el mandatario cambió de tono y destacó la captura de Zambada como una prueba del sólido trabajo en conjunto con Estados Unidos en la lucha contra el crimen organizado. López Obrador elogió la colaboración internacional, subrayando que la acción demuestra la fortaleza de las relaciones bilaterales en materia de seguridad.
El cambio en la narrativa presidencial ha generado confusión y escepticismo entre analistas y ciudadanos. Algunos cuestionan si esta nueva postura refleja un reconocimiento tardío del impacto de la detención, o si se trata de un intento de capitalizar políticamente un éxito ajeno. Además, la falta de participación de las fuerzas mexicanas en la operación plantea interrogantes sobre la estrategia y el rol de México en la lucha contra el narcotráfico.
El contraste entre las declaraciones previas del presidente y su actual valoración de la detención revela una compleja dinámica en la política de seguridad nacional y las relaciones exteriores. Mientras el gobierno mexicano celebra el resultado, la población observa con atención cómo se desarrollarán los próximos pasos en esta intrincada batalla contra el crimen organizado.
