CD. DE MÉXICO.- El empeño del Gobierno mexicano en privilegiar un “diálogo constructivo” con la Casa Blanca y soslayar las agresiones del presidente Donald Trump ha desalentado la solidaridad de América Latina hacia México y dificulta concertar una postura regional más firme ante las políticas antiinmigrantes del Mandatario estadounidense.
Al menos esa es la percepción de varios diplomáticos sudamericanos.
Pero en los hechos, ni la orden ejecutiva de Trump de construir un muro en la frontera con México, ni sus planes de deportar masivamente a inmigrantes indocumentados merecieron, por ejemplo, ni una mención en la declaración política que emitió la V Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), celebrada en la República Dominicana el 25 de enero, poco después de que el presidente de Estados Unidos firmara el decreto para levantar la muralla.
Fuentes diplomáticas sudamericanas consultadas por Proceso dijeron que “hasta ahora, México no ha sido partidario de tener una postura más consistente y robusta” frente a Estados Unidos, lo que “detiene iniciativas” de diferentes Gobiernos de la región.