El primer día del alto el fuego en la Franja de Gaza, aunque retrasado por casi tres horas, culminó con un evento de gran significancia humanitaria: la liberación de tres rehenes israelíes y 90 prisioneros palestinos, en lo que constituye un rayo de esperanza en medio de 15 meses de conflicto.
Las tres rehenes israelíes —Emily Damari, Doron Steinbrecher y Romi Gonen— fueron entregadas a la Cruz Roja por las Brigadas al Qasam, el brazo armado de Hamás, en una céntrica plaza de Gaza. A pesar de las tensiones, las mujeres fueron entregadas en aparente buen estado de salud, con sonrisas que reflejaban el alivio por su regreso a casa. Posteriormente, el Ejército israelí las trasladó a la frontera con Gaza, donde fueron recibidas por sus familias y se les brindó atención médica antes de ser llevadas al hospital Sheba de Tel Aviv.
Este intercambio se enmarca dentro de un acuerdo de alto el fuego que contempla una fase inicial de 42 días, durante los cuales se liberarán a 33 secuestrados israelíes a cambio de más de 1.900 prisioneros palestinos, incluidos mujeres y niños. Este acuerdo ha abierto la puerta a negociaciones para una segunda fase, que podría resultar en la liberación de todos los cautivos israelíes en Gaza y, con suerte, un paso hacia el fin de la guerra.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, celebró la liberación y aseguró que la nación abrazaba a las rehenes como heroínas, reconociendo el sacrificio de los militares israelíes en su lucha para traerlas de regreso. “¡Prometo que traeremos a todos a casa!”, expresó el mandatario tras el éxito de la operación.
Para el Foro de Familias de los Rehenes y Desaparecidos, esta liberación es un “momento de esperanza” después de 470 días de incertidumbre, y el presidente israelí Isaac Herzog también envió su apoyo a las familias.
A pesar del éxito de esta jornada, aún quedan 91 cautivos israelíes en Gaza, muchos de ellos secuestrados desde el 7 de octubre, fecha en que comenzó la invasión. Además, el domingo pasado, las tropas israelíes rescataron el cuerpo de otro soldado, Oron Shaul, quien fue retenido por Hamás desde la guerra de 2014.
Las negociaciones entre ambos bandos continúan siendo tensas, y aunque las esperanzas de una paz duradera surgen, el jefe del Estado Mayor israelí, Herzi Halevi, advirtió que la lucha no ha terminado, señalando que más de 3.000 milicianos de Hamás han sido abatidos desde el inicio de la ofensiva israelí.
Por su parte, Hamás afirmó que está comprometido a cumplir con los términos del acuerdo, aunque el portavoz del grupo, Abu Obeida, sugirió que este acuerdo podría haberse firmado mucho antes si no fuera por los intereses políticos de Netanyahu. Mientras tanto, las tensiones dentro del gobierno israelí se mantienen, ya que los partidos de ultraderecha presionan por una intensificación de los combates en Gaza.
En un día marcado por la liberación de prisioneros y un rayo de esperanza, tanto las familias de los rehenes como los prisioneros palestinos vislumbran un futuro incierto, pero con la esperanza de que este alto el fuego sea el primer paso hacia una paz tan anhelada como necesaria.
