AGENCIA
Nacional.- Chicomuselo, en el sur de México, ha sido testigo de un drástico aumento en la violencia derivada de la lucha territorial entre los cárteles Jalisco Nueva Generación (CJNG) y de Sinaloa. Este conflicto ha llevado a un éxodo sin precedentes de familias mexicanas, marcando un cambio significativo en comparación con años anteriores.
Yomara y Carlos, quienes por razones de seguridad no revelaron sus apellidos, relataron cómo su vida cambió después de que la escuela de su hija cerrara debido a un tiroteo entre pandillas rivales. Posteriormente, los vendedores de productos agrícolas fueron expulsados del mercado al enfrentar demandas para unirse a las pandillas, generando temores de reclutamiento forzado.
Después del asesinato de un activista por la paz local, la pareja decidió huir y cruzó la frontera hacia Arizona a principios de noviembre, entregándose a las autoridades fronterizas de Estados Unidos. Este caso ejemplifica un fenómeno más amplio, donde la violencia impulsada por rivalidades entre cárteles está provocando el mayor éxodo de familias mexicanas en la historia moderna.
Datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos muestran que alrededor de 180 mil migrantes y solicitantes de asilo mexicanos, en grupos familiares, cruzaron la frontera en los últimos 12 meses, cuatro veces más que el año anterior. La violencia, en lugar de factores económicos, se identifica como el principal motivador de esta migración, según una encuesta de la Iniciativa Kino para la Frontera.
En comparación con años anteriores, donde la migración mexicana se centraba en busca de empleo, ahora el 88% de los mexicanos que pasaron por Kino este año afirmaron que buscaban escapar de la violencia. Esta cifra marca un cambio significativo respecto a 2017, cuando el 87% citaba razones económicas y solo el 2% mencionaba la violencia.
Sin embargo, la capacidad de estas familias para permanecer legalmente en Estados Unidos es incierta, ya que huir de pandillas no siempre califica para asilo. Las solicitudes de asilo de mexicanos enfrentan una alta tasa de rechazo, siendo el 85% según un análisis de la Universidad de Syracuse.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, asumió el cargo en 2018 con la promesa de revertir la crisis de seguridad, pero la violencia persiste y se expande a nuevas regiones. Aunque ha desplegado fuerzas armadas, la lucha contra la impunidad y la corrupción sigue siendo un desafío.
Este éxodo refleja la creciente presión que enfrentan las familias mexicanas debido a la violencia y la inseguridad, marcando un cambio en la dinámica tradicional de migración económica hacia una motivada por la necesidad de seguridad y protección.
