AGENCIA
Túnez.- Al menos 27 migrantes de África subsahariana perdieron la vida y 83 fueron rescatados tras el naufragio de dos embarcaciones improvisadas frente a las costas de Túnez, informaron el jueves las autoridades locales.
Las embarcaciones, que transportaban a unas 110 personas, salieron en la madrugada del 1 de enero desde la costa cerca de la ciudad de Sfax, en el este de Túnez, según detalló un responsable de la guardia nacional tunecina bajo condición de anonimato.
Los botes fueron hallados a unos cinco kilómetros de las islas Querquenes. Uno de ellos había volcado, mientras que el otro se hundió por causas aún desconocidas, explicó Zied Sdiri, director regional de Protección Civil en Sfax.
Entre los 27 cuerpos recuperados, se encuentran mujeres, niños y un bebé, de acuerdo con un comunicado oficial de la guardia nacional. Además, entre los rescatados hay 17 mujeres y 7 niños, y al menos 15 personas fueron trasladadas a un hospital para recibir atención médica.
Sdiri confirmó que las operaciones de búsqueda continúan para localizar a más desaparecidos, mientras que los sobrevivientes narran el horror vivido en esta tragedia.
Túnez, junto con Libia, se ha convertido en un punto clave para los migrantes que buscan cruzar el Mediterráneo central hacia Europa, a pesar de los riesgos extremos. La proximidad de su litoral, a menos de 150 kilómetros de la isla italiana de Lampedusa, lo convierte en una ruta frecuentemente utilizada.
Según un reciente informe de Unicef, más de 2 mil 200 personas murieron o desaparecieron en 2024 en esta peligrosa travesía. Este balance subraya los riesgos de las rutas migratorias que atraviesan el Mediterráneo central, una de las más mortales del mundo.
La tragedia ha reavivado el debate sobre la crisis migratoria en la región y la falta de soluciones efectivas para prevenir estas pérdidas humanas. Organismos internacionales instan a los gobiernos a reforzar las operaciones de rescate y trabajar en políticas que brinden alternativas seguras a los migrantes que huyen de la pobreza y la violencia en sus países de origen.
La comunidad internacional sigue de cerca los desarrollos en este caso, mientras las familias de las víctimas enfrentan la devastadora realidad de una tragedia que podría haberse evitado.