Agencia
Nacional.- El 31 de octubre, la sesión del Senado se vio interrumpida por una confrontación entre el senador y líder del PRI, Alejandro “Alito” Moreno, y el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña. Inconforme con la conducción de la sesión, Moreno dejó su escaño y se acercó a Noroña para expresar sus reclamos, pese a que este le solicitó permanecer en su lugar.
La situación escaló cuando Moreno señaló a Noroña con el dedo, generando una fuerte discusión. “No me ponga el dedo encima”, le respondió Noroña, a lo que Moreno replicó reiteradamente: “A mí no me grites”. En respuesta, Noroña exigió respeto a su investidura.
Senadoras de Morena, incluyendo a Lucía Trasviña Waldenrath, intervinieron para tratar de calmar la situación, que continuó generando tensión en el recinto. Finalmente, tras unos momentos de desorden, Noroña retomó el control de la sesión y rechazó las acusaciones de Moreno sobre presunta falta de oportunidades para participar en el debate.