Por Plácido Garza / columnista
El video es impresionante: Casi medio kilómetro de frente por 300 metros de fondo en varios bloques de 2,200 camionetas pick up doble cabina marca Chevrolet Cheyenne 2019 y 2020, la mitad modelo RST y la otra Trailboss, equipadas todas con roll bar, tumbaburros de acero ultra liviano, banca y torretas.
De éstas, 184 son blindadas con nivel V y la mayoría están siendo transportadas a un montón de ciudades del territorio mexicano, en unidades nodriza de doble semi remolque de la empresa regiomontana Transportes Cuauhtémoc.
Les platico: Una investigación realizada por ésta columna revela que la Guarida Nacional a través de la Sedena, realizó el 20 de diciembre del año pasado una compra con licitación simulada de todas esas trocas, que representa para el gobierno federal un gasto de $1,814 millones de pesos, sin contar el pago de los traslados por los tractocamiones nodriza de la empresa perteneciente a León A. Flores -Notario Público 89 de Nuevo León- y a los descendientes de su finado socio Gerardo Elizondo, hijo del fundador Rogelio Elizondo, también ya fallecido.
Los ganones de ésta descomunal compra directa -porque mis fuentes dentro de la Guarida Nacional confirmaron que fue una descarada simulación- son Telecomunicaciones y Servicios del Norte, SA de CV, conocida como TSN, y TPS Armoring, las dos pertenecientes al mismo grupo empresarial.
Ahora sí, como dijo Jack El Destripador en sus gustadas clases de disección anatómica en la Facultad de Medicina de Dublín, vámonos por partes:
Éstas dos firmas tienen sus bases en la misma zona -la 4ª Región Militar- donde operó el actual Secretario de la Defensa Nacional, el General Luis Cresencio Sandoval González.
Según el Artículo 134 de la Constitución mexicana y la vigente Ley de Adquisiciones, la compra de estas unidades no cumplió con los principios de economía, eficiencia, honradez y transparencia.
Dos licitantes que fueron convocados en los primeros días de diciembre de 2019, me dijeron con la condición de no revelar sus nombres, que las especificaciones técnicas que fueron elaboradas para ésta compra favorecieron a los ganadores.
Uno de los principales incisos dentro de la “licitación” fue que la Sedena estableció que la empresa a la que se le concedería el contrato para la compra de las 2,200 camionetas, “tendrá que demostrar fehacientemente que integra en su operación tecnologías de telecomunicaciones, seguridad, servicios públicos y unidades móviles especializadas. Deberá contar también con infraestructura, conocimiento, desarrollo de alianzas estratégicas, innovación y desarrollo de tecnologías, con experiencia probada al servicio de empresas privadas, gobiernos y unidades de seguridad”.
Casualmente, en el company book de TSN se destacan esas características, las cuales presumen estar brindando al mercado desde hace 20 años.
Uno de los postores descalificados me dijo que en vez de comprar las unidades directamente a cualquiera de los concesionarios de las más de 10 marcas de camionetas para servicios policiales y de seguridad que hay en México, la licitación abrió la puerta para que TSN se quedara con el contrato, al señalar en las bases que el ganador “tendrá que demostrar que integra en su operación a unidades móviles especializadas y contar con alianzas estratégicas”.
Sedena prefirió comprarle a un intermediario, pues TSN comprará las 2,200 Cheyennes a los distribuidores de Chevrolet.
El dueño de la otra empresa -TPS Armoring- es Enrique Herrera, quien el 25 de febrero del año pasado compró la llamada “verdadera bestia mexicana” durante el segundo día de la “subasta a martillo” organizada por MALO.
Pagó $1;607 mil pesos por esa suburban negra modelo 2014 que fue utilizada por Peña Nieto y que es única en su tipo en México, ya que tiene motor diésel y un blindaje nivel VI que repele disparos hasta de un fusil de alto poder Barret calibre .50.
Además de lo que le costó ese animal, se gastó dos millones 500 mil pesos más en siete vehículos blindados en la misma subasta.
Herrera no votó por MALO para presidente, pero al final de ese evento dijo estar dispuesto a apoyarlo para fondear a la Guarida Nacional y por lo que se ve, está “cumpliendo” lo que prometió. Su empresa lleva la friolera de 275 contratos obtenidos con secretarías federales de los sexenios de Calderón, Peña Nieto y ahora de López Obrador.
Otro dato significativo: Enrique es hermano de Marcial, quien fuera Secretario de Seguridad Pública durante la última administración de Mauricio Fernández, quien lo despidió el 7 de junio del 2016 por haberse peleado a golpes con el policía Edmundo García Palomo, de San Pedro Garza García, al que corrió por presuntamente robarse un perro de raza.
Una de las muchas anécdotas que coleccionó Marcial durante su fugaz paso por la Secretaría de Seguridad sampetrina fue que el 5 de junio del mismo 2016 fue mordido por “Drago”, un perro detector de droga al servicio de la policía de su municipio.
Pues éstos son los hermanos señalados como grandes beneficiarios -junto a los dueños de Transportes Cuauhtémoc- con la compra y movilización de las 2,200 camionetas que estarán al servicio de la Guarida Nacional de un Alfonso Durazo que ya no ve lo duro sino lo tupido, y más después de la regañiza pública que le recetó Christopher Landau -Embajador de EU en México- por los deprimentes “resultados” del gobierno federal en materia de seguridad.
CAJÓN DE SASTRE
“A mí se me hace que cualquier gendarme de barrio le sabe más al tema de seguridad que el tal Durazo. Creo que ya no haya cómo convencer a su jefe de que lo deje tirar el arpa para irse a buscar la gubernatura de Sonora en el 2021, y ahora con ésta cuestionadísima compra multimillonaria de las 2,200 trocas, debería ser el próximo despedido de la 4T”, dice la irreverente de mi Gaby.