MÉXICO.- Corea.- Grupos de defensa del medio ambiente como Avaaz a nivel mundial claman al Comité Olímpico Internacional detenga la tala criminal que se ejecuta en Pyeongchang, una pequeña ciudad de Corea del Sur, que ganó la carrera para acoger los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018 y está destruyendo la mayor extensión de abedules ‘wangsasre’ del mundo, sólo para que se celebren dos competiciones de ski. También se están destruyendo algunos de los últimos hábitats que les quedan a cuatro animales muy vulnerables: la nutria paleártica, el gato leopardo, la marta y la ardilla voladora.
Piden a través de las redes sociales que se reúnan firmas para presentarlas ante el Comité Olímpico y de esa forma presionar para que paren este ecocidio, ya que el bosque tiene más de 500 años y es hogar de cuatro especies en peligro de extinción.
Los organizadores de las Olimpiadas de Corea del Sur están derribando un bosque de árboles de cinco siglos para abrirle espacio a unas instalaciones nuevas de ski.
Es algo ilógico, miope y, lo peor de todo, irreversible. Cuando este preciado bosque haya desaparecido, lo habrá hecho para siempre. “Pero podemos conseguir que no lo talen para construir un complejo de proporciones olímpicas. El Comité Olímpico Internacional ha dictaminado que estas deberían ser unas ‘Olimpiadas Verdes’, construidas y gestionadas en base a principios de sostenibilidad. Si lanzamos un clamor mundial gigante desde cada país participante en los Juegos Olímpicos de Invierno, podemos hacer que el Comité Olímpico Internacional se avergüence de no situarse a la altura de sus ideales”, señalaron miembros de Avaaz.
Este lugar se había considerado sagrado en Corea durante cientos de años y la montaña está protegida desde hace mucho. Pero, al ganar la carrera olímpica, el Gobierno retiró su protección. Ahora estas montañas muestran enormes cicatrices y los promotores se están moviendo rápido para talar las zonas forestales restantes, que son inmensas y antiquísimas, y poder crear un complejo de ski gigantesco.
No hay nada que justifique esto —los juegos podrían celebrarse en otra ciudad como Muju, ¡y eso supondría un ahorro de 138 millones de dólares!— Las mismas normas medioambientales del Comité Olímpico Internacional estipulan que los juegos deben basarse en el desarrollo sostenible. Es hora de que rindan cuentas por cerrar los ojos ante la destrucción de Pyeongchang y de exigirles que cumplan sus propias reglas, externaron.
Resulta inconcebible que miles de árboles de 500 años hayan caído por unas cuantas carreras olímpicas. Lo que se ha derribado ya no se podrá reemplazar nunca. “Pero si somos suficientes los que alcemos nuestras voces, podemos conseguir que la tala no se extienda y asegurarnos de que nunca más se destruirán nuestras maravillas naturales por culpa de los Juegos Olímpicos”.
“Los bosques son los pulmones de nuestro planeta, vitales para purificar el aire y mantener la estabilidad natural de esta Tierra que compartimos. Los miembros de Avaaz del mundo entero se han unido para proteger estos tesoros y hemos demostrado que, cuando actuamos juntos, podemos vencer: ya sea con el ejemplo de los miles de miembros que contribuimos para comprar una franja de la selva de Borneo o de las grandes batallas que hemos ganado al proteger la Amazonia y las selvas de Australia y de Aceh, en Indonesia. Hagámoslo de nuevo”, señalaron.
Hacen énfasis en adherirse a la campaña urgente y unir voces para que sea escuchadas directamente en las oficinas del Comité Olímpico. Piden firmar y compartirlo a través de las redes sociales.