Este 23 de febrero, casi 60 millones de ciudadanos alemanes están llamados a las urnas en unas elecciones generales que transcurren sin mayores incidentes. Desde primeras horas del día, numerosos alemanes, incluidos los principales candidatos, ya han ejercido su derecho al voto, mientras se esperan los resultados de los sondeos a pie de urna una vez cierren los colegios electorales.
El actual canciller socialdemócrata, Olaf Scholz, acompañado de su esposa, Britta Ernst, votó en su circunscripción en Potsdam, Brandeburgo, después de una mañana deportiva. En su mensaje en redes sociales, hizo un llamado a votar por un gobierno estable, mejores salarios, pensiones estables y más inversión en seguridad y empleo. Sin embargo, los últimos sondeos predicen que su partido, el SPD, podría obtener alrededor del 15 % de los votos, lo que complica su reelección.
Por otro lado, el líder conservador Friedrich Merz, confiado en los sondeos que otorgan hasta un 30 % de apoyo a su partido, la CDU, también ejerció su derecho al voto en Niedereimer, Renania del Norte-Westfalia, acompañado de su esposa, Charlotte. En su mensaje, instó a los votantes a elegir un cambio político en Alemania.
Mientras tanto, otros candidatos destacados como la ultraderechista Alice Weidel de AfD y el ecologista Robert Habeck votaron por adelantado.
Los colegios electorales han estado tranquilos, y los votantes en Berlín expresaron su esperanza de que estas elecciones traigan un cambio positivo para Alemania y Europa. Sin embargo, la creciente popularidad de la ultraderecha, que podría duplicar su porcentaje de votos hasta un 21 %, genera inquietud, especialmente en temas como la migración y la política exterior.
Con un 27 % de indecisos hasta el último momento, las elecciones siguen siendo una incógnita. En algunos barrios de Berlín, como en Moabit, la afluencia de votantes se nota en el aumento de la venta de panecillos en las panaderías locales, lo que indica que muchos votantes ya han ejercido su derecho antes de continuar con su día.
Lo que está claro es que, sin importar los resultados, los alemanes están decididos a enviar un mensaje sobre el futuro político del país, con la ultraderecha y el cambio de gobierno como temas centrales del debate.
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