DE LA REDACCIÓN
EL BUEN TONO
REGIÓN.- Los municipios de la región centro enfrentan una crisis de gestión de residuos que no sólo ha dejado sus calles llenas de basura, sino que también ha expuesto una preocupante desviación de recursos públicos.
En lugar de invertir en soluciones sustentables o en proyectos de mejora para el sistema de recolección, muchos de los alcaldes han desviado millones de pesos en la “reparación” de unidades obsoletas y deterioradas.
Esta situación se agrava con los exorbitantes gastos en diésel y llantas, que se mantienen sin control ni transparencia, generando sospechas de uso indebido del presupuesto.
Los camiones de recolección en muchos de estos municipios son, en gran parte, unidades antiguas y desgastadas, que requieren reparaciones frecuentes para seguir operando.
Sin embargo, en lugar de evaluar soluciones efectivas o invertir en nuevas unidades, los gobiernos municipales optan por “parchar” constantemente esos vehículos, lo cual se ha convertido en un pretexto recurrente para justificar gastos millonarios sin rendición de cuentas.
Las constantes asignaciones para “reparación” de unidades han despertado suspicacias en la ciudadanía, que observa cómo el problema de recolección persiste y la basura se acumula en calles y colonias.
El gasto en combustible y llantas para estas unidades ha sido otro foco de opacidad en la administración de los municipios de la región. Las partidas destinadas al diésel aumentan año tras año, sin que se transparente cuántas unidades están activas, cuánto realmente se consume, ni por qué los costos siguen en alza.
El reemplazo frecuente de llantas, muchas veces en unidades que ya deberían estar fuera de servicio, representa otro gasto significativo que se cubre con recursos públicos, sin que los ciudadanos tengan claro cómo se justifica.
Esta situación levanta dudas sobre actos de corrupción, ya que los montos no corresponden con el deficiente servicio que reciben los ciudadanos.