Teuchitlán.- José Ascención Murguía Santiago, alcalde de Teuchitlán, ha insistido en que desconocía las actividades criminales que se llevaban a cabo en el rancho Izaguirre, donde se encontraron tres hornos crematorios y cientos de prendas pertenecientes a posibles víctimas de desaparición. Sin embargo, su declaración ha sido recibida con escepticismo y críticas, ya que Murguía ha ocupado el cargo de edil desde 2012, año en que el lugar comenzó a ser utilizado por el crimen organizado.
El rancho, ubicado a poco más de tres kilómetros de la delegación de La Estanzuela, fue descubierto el 5 de marzo por el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco. En el lugar se hallaron restos óseos, objetos personales y evidencias de que el sitio era utilizado como centro de exterminio por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
“Nadie sabía lo que pasaba”: una declaración cuestionable
En entrevista con medios locales, Murguía aseguró que ni él ni los habitantes de la zona estaban al tanto de lo que ocurría en el rancho. “El rancho no está dentro de la cabecera municipal, está retirado, rodeado por cañaverales. Es complicado saber todo lo que ocurre en ese lugar”, explicó.
Sin embargo, esta versión ha sido ampliamente cuestionada. ¿Cómo es posible que un alcalde, en el cargo desde hace más de una década, desconozca las actividades de un rancho utilizado por el crimen organizado a tan solo unos kilómetros de su municipio? La falta de supervisión y control en una zona bajo su jurisdicción ha levantado sospechas sobre su desempeño y la posible omisión de sus responsabilidades.
Críticas y señalamientos de complicidad
Las declaraciones del alcalde no han convencido a todos. Indira Navarro, líder del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, sugirió la posible complicidad de policías municipales en las actividades del rancho. “Es difícil creer que las autoridades locales no supieran nada, especialmente cuando el rancho ha estado operando desde 2012”, afirmó Navarro.
Además, el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, señaló que se investigará a las autoridades locales por su presunta omisión. “No es creíble que un lugar con tales características haya pasado desapercibido durante tanto tiempo”, declaró Gertz Manero.
Murguía, miembro de Movimiento Ciudadano, se ha defendido asegurando que no tiene nada que ocultar. “Si me investigan, que me investiguen. Yo estoy limpio y dispuesto a declarar lo que sé”, afirmó. Sin embargo, su insistencia en la ignorancia sobre el caso ha sido interpretada por muchos como un intento de evadir responsabilidades.
Impacto en la comunidad y turismo
El hallazgo del rancho Izaguirre ha generado conmoción en Teuchitlán, municipio conocido por su atractivo turístico, que incluye los Guachimontones. Murguía expresó su preocupación por el impacto económico que este caso podría tener en la localidad. “Lo que más me preocupa es el daño que esto puede causar al comercio local, que vive del turismo”, señaló.
Sin embargo, más allá del impacto económico, el caso ha dejado al descubierto la incapacidad de las autoridades locales para garantizar la seguridad en su territorio. La falta de acción y supervisión ha permitido que un lugar como el rancho Izaguirre operara impunemente durante años, lo que ha generado indignación entre los habitantes y las familias de las víctimas.
Investigaciones en curso y deudas pendientes
La FGR continúa con las indagatorias en el rancho, donde se han recuperado más de mil 300 objetos personales, incluyendo ropa, calzado y mochilas, que podrían pertenecer a víctimas de desaparición. Hasta el momento, se han identificado fragmentos óseos, pero se espera que los análisis forenses determinen el número total de víctimas.
Mientras tanto, el caso de Teuchitlán ha puesto en evidencia los desafíos que enfrentan las autoridades locales para combatir el crimen organizado en zonas rurales y remotas. La falta de coordinación entre los tres niveles de gobierno y la aparente indiferencia de las autoridades municipales han permitido que este tipo de crímenes ocurran sin ser detectados durante años.
Conclusión: ¿Ignorancia o negligencia?
La insistencia del alcalde Murguía en desconocer las actividades del rancho Izaguirre ha dejado más preguntas que respuestas. ¿Es posible que un edil, en el cargo desde 2012, no supiera nada sobre un centro de exterminio operando a pocos kilómetros de su municipio? O, peor aún, ¿se trata de un caso de negligencia y omisión que permitió que el crimen organizado operara con impunidad?
Las investigaciones en curso deberán aclarar estas dudas, pero lo que es evidente es que el caso de Teuchitlán ha expuesto una grave falla en el sistema de seguridad y justicia en México. Las familias de las víctimas merecen respuestas, y las autoridades deben rendir cuentas por su papel en este oscuro capítulo.
