
Laura A. García
El Buen Tono
Amatlán.- El alcalde, Luis Arturo Figueroa Vargas, enfrenta un creciente descontento social, tras suspender, sin previo aviso, la jornada de atención ciudadana que programó para ayer.
Tal hecho marcó un patrón de holgazanería, debido a que el martes pasado abandonó su lugar durante dos horas tras un reclamo vecinal, y ayer ni siquiera se presentó, dejó sin atender a cientos de habitantes que exigen soluciones urgentes en materia de agua potable y obras públicas.
Ese día, en lugar de ofrecer disculpas o alguna explicación, negó atención a quienes lo esperaban en fila.
Vecinos denunciaron que ese tipo de situaciones ocurre a menudo, sin que nadie los notifique, “llegamos y nadie nos atiende”.
La suspensión de las jornadas agrava la crisis de servicios básicos que registra Amatlán. Desde hace meses, comunidades carecen de acceso regular a agua potable, las calles se inundan por fallas en el drenaje, y decenas de vialidades siguen sin pavimentar.
“Le entregamos documentos, protestamos, pero todo queda en promesas. Ni siquiera tiene la decencia de escucharnos”, criticó un ciudadano.
Fuentes cercanas al ayuntamiento revelaron que Figueroa Vargas prioriza la agenda política sobre el trabajo en territorio, especialmente porque su esposa iniciará campaña por el PT, para sucederlo.
Ayer, personas llegaron al palacio municipal esperando dialogar con el alcalde, pero sólo para encontrarse con que la atención se suspendió.
El caso de Amatlán refleja una peligrosa normalización de la flojera de las autoridades para atender a los ciudadanos.
