AGENCIA
África.- El continente africano está siendo testigo de un fenómeno geológico fascinante y a la vez imponente: el posible surgimiento de un sexto océano en el planeta. Este evento se desarrolla en el valle del Rift, una vasta fractura geológica que cruza África desde Etiopía hasta Mozambique, donde el movimiento de las placas tectónicas está transformando lentamente la estructura del continente.
El valle del Rift se extiende por más de 5 mil kilómetros y es el resultado del movimiento de las placas tectónicas Nubia y Somalí, que están separándose unos pocos milímetros cada año. Este desplazamiento, aunque insignificante en términos humanos, es una fuerza tectónica que podría dividir al continente africano en dos, generando una nueva masa de agua entre las porciones separadas de tierra.
El proceso es tan lento que, según los científicos, se necesitarán millones de años para que la división sea completa y se forme un océano en la región. Sin embargo, las fracturas visibles y la actividad sísmica ya son evidencia del cambio que está ocurriendo bajo la superficie terrestre.
A diferencia de las grandes divisiones tectónicas que dieron lugar a continentes como América o Europa, los expertos señalan que la porción de África que se separa no será lo suficientemente grande como para convertirse en un continente por sí misma. Además, la velocidad del proceso es extremadamente baja: en un siglo, el desplazamiento podría alcanzar apenas 20 centímetros.
Sin embargo, este fenómeno no deja de ser impresionante. La actividad tectónica en el valle del Rift también está influyendo en otras áreas geográficas cercanas, como el Mar Rojo, donde se podría acelerar la expansión geológica en las próximas eras.
La formación del valle del Rift es un recordatorio de que la superficie de la Tierra está en constante transformación debido al movimiento de las placas tectónicas, un proceso que ha moldeado la geografía del planeta durante millones de años. Este tipo de fenómenos no solo altera la distribución de los continentes, sino que también tiene implicaciones para los ecosistemas, el clima y, a largo plazo, la vida misma.
Aunque este evento se mide en escalas de tiempo geológicas, la actividad en el valle del Rift es un claro ejemplo del poder de la naturaleza para reconfigurar el mundo tal como lo conocemos. África, una tierra rica en biodiversidad y cultura, podría ser en el futuro el epicentro de una transformación que altere para siempre la geografía del planeta, dando lugar a un nuevo océano y redefiniendo los límites de los continentes.
