El T-MEC que entró en vigor este julio incluye el capítulo 24 dedicado al medio ambiente, a diferencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Pero maneja un lenguaje “suave y laxo”, las mineras seguirán devastando en Áreas Naturales Protegidas (ANP) y la puerta a semillas transgénicas continúa abierta, analizaron especialistas.
Este nuevo capítulo promueve la protección de la capa de ozono y biodiversidad biológica (incluye combate al comercio ilegal de flora y fauna silvestre terrestre y marina con inspecciones de embarques), impulsa una gestión forestal sostenible (talas ilegales), la reducción de basura plástica, el mejoramiento de calidad de aire y la posibilidad de que ciudadanos y organizaciones civiles puedan denunciar a los otros países por no cumplir la legislación ambiental nacional de manera efectiva, aunque no hay sanciones directas.