Adriana Castro de Alverde enfrentó la mayor tragedia que un padre puede vivir: perder a un hijo. Alejandro, su pequeño de tres años, falleció tras una operación de anginas que se complicó, dejándolo con muerte cerebral. Sin embargo, Adriana tomó una decisión que cambiaría la vida de seis personas más.
En el marco del Día Nacional de la Donación de Trasplantes y Tejidos, Adriana relató su experiencia a través de la campaña Héroes por la vida, compartiendo la historia de cómo, hace 20 años, su familia tomó la valiente decisión de donar los órganos de su hijo.
Un Milagro en Medio del Dolor
Adriana recordó que cuando llegó el diagnóstico de muerte cerebral, los médicos se acercaron a su esposo para hablar sobre la posibilidad de donar los órganos de Alejandro. Aunque el proceso fue desgarrador, Adriana comprendió que la muerte cerebral implica que el paciente ya ha fallecido, y decidió ayudar. “Dije sí”, recordó con serenidad, aunque en ese momento dejó que su familia se encargara del papeleo, ya que su único deseo era enterrar a su hijo lo más pronto posible.
El mismo día del funeral, recibió una llamada que marcaría un antes y un después en su vida. “Adri, nomás te hablo para decirte que tienes seis nuevos hijos, ya se hicieron los trasplantes”, le dijo su pediatra. Entre los beneficiados, una niña de cuatro años que recibió el corazón de Alejandro, dos adolescentes que recibieron sus riñones y un hombre de 40 años que recibió sus córneas.
“Nosotros rezábamos por un milagro de vida y el milagro se dio, pero no fue solo uno, fueron seis”, expresó Adriana con emoción.
Donar es Dar Vida
Adriana destacó que, con el tiempo, ha aprendido el significado profundo de la donación. Aunque el camino no ha sido fácil, en cada trasplante se refleja la trascendencia de su hijo. “Cuando dices sí a la donación de órganos, también estás diciendo sí a la vida y a la trascendencia de ese ser querido”, afirmó.
A lo largo de los años, Adriana ha sido testigo de los avances en la donación de órganos en México, aunque la pandemia de Covid-19 fue un gran obstáculo que detuvo muchos trasplantes. Sin embargo, su mensaje es claro: donar no solo da esperanza a quienes esperan un órgano, sino que también ayuda a las familias a encontrar consuelo en medio del duelo.
Hoy, más de 20 mil personas en México esperan un trasplante, una cifra que crece cada día. Adriana llama a la conciencia, a la solidaridad y, sobre todo, a ver la donación de órganos como un acto de amor y trascendencia.
Su historia es un testimonio poderoso de cómo, en medio del dolor más profundo, una decisión puede traer luz y vida a los demás.