El arquitecto brasileño Óscar Niemeyer que falleció el 5 de diciembre a los 104 años de edad fue sepultado ayer en Río de Janeiro en medio de aplausos, oraciones, canciones cariocas e himnos comunistas.
El célebre arquitecto, quien permanecía ingresado desde el pasado 2 de noviembre en el Hospital Samaritano de Río de Janeiro, murió a las 21.55 hora local (23.55 GMT), precisó una portavoz del centro médico.
La salud de Niemeyer, considerado el padre de la arquitectura brasileña moderna, se había agravado considerablemente en las últimas horas y permanecía sedado y con respiración asistida, según el último parte médico.
El doctor que atendía a Niemeyer, Fernando Gjorup, certificó que el cuadro clínico del paciente se había complicado con una infección respiratoria.
Creador de los principales edificios públicos de Brasilia, Niemeyer fue ingresado en el Hospital Samaritano durante 33 días debido a dificultades para alimentarse e ingerir líquidos, pero su estado se agravó paulatinamente con dos hemorragias digestivas y una insuficiencia renal que forzó a someterlo a hemodiálisis.
El arquitecto, discípulo privilegiado del suizo Le Corbusier, perdió este mismo año a su única hija, Ana María, quien falleció a los 82 años en ese mismo hospital.
Niemeyer hubiera cumplido 105 años el próximo 15 de diciembre.
Agencias