AGENCIA
Santa Rosa, Florida.- Un cirujano plástico del Panhandle de Florida ha sido acusado de homicidio involuntario tras la muerte de su esposa, quien sufrió un paro cardíaco y falleció días después de que él le realizara procedimientos médicos fuera del horario laboral en su clínica el año pasado, según informaron las autoridades.
Benjamin Brown fue arrestado el lunes y se le imputó un cargo de homicidio involuntario por negligencia culposa, un delito grave de segundo grado. Brown fue liberado de la cárcel del condado de Santa Rosa tras pagar una fianza de 50 mil dólares, equivalentes a 919 mil 775 pesos mexicanos.
El abogado defensor de Brown, Barry Beroset, declaró el martes que su cliente tiene la intención de declararse inocente. La lectura de cargos está programada para el próximo mes. “El Dr. Brown tiene la intención de declararse inocente y luchar vigorosamente contra las acusaciones en su contra en la corte”, dijo Beroset en una llamada telefónica.
La esposa de Brown, Hillary Brown, sufrió un paro cardíaco en noviembre mientras su esposo le realizaba procedimientos en su clínica en el área de Pensacola, según la Oficina del Sheriff del Condado de Santa Rosa. Hillary fue trasladada a un hospital, donde falleció una semana después.
El mes pasado, el Departamento de Salud de Florida presentó una queja administrativa ante la Junta de Medicina del estado, buscando sanciones contra Brown, que podrían incluir la revocación o suspensión de su licencia. La denuncia abarcaba el caso de su esposa y otros incidentes.
De acuerdo con la denuncia del Departamento de Salud, Hillary Brown, sin la supervisión de su esposo ni de ningún otro profesional de la salud, preparó su propia anestesia local y llenó bolsas intravenosas para los procedimientos, que incluyeron liposucción de brazos, inyecciones en los labios y un ajuste de orejas.
También tomó varias pastillas, incluyendo un sedante, un analgésico y un antibiótico, antes de entrar en un estado de sedación, aunque el consumo de estas píldoras no estaba documentado.
“La norma mínima de atención profesional prevaleciente requiere que los médicos no permitan que un paciente prepare medicamentos para usarlos en su propia cirugía”, señala la demanda. Durante los procedimientos, los pies de Hillary Brown comenzaron a temblar y ella informó a su esposo que su visión se estaba nublando y que veía “naranja”. Benjamin Brown le inyectó más lidocaína, un anestésico, en la cara. El Departamento de Salud informó que Hillary dejó de responder y sufrió una convulsión.
Un asistente médico preguntó a Benjamin Brown si debían llamar al 911, a lo que él respondió “no”. Durante los siguientes 10 a 20 minutos, el asistente repitió la pregunta varias veces, recibiendo respuestas de “no” o “espera”. Finalmente, cuando la respiración de Hillary se volvió superficial y sus niveles de oxígeno en la sangre disminuyeron, Brown ordenó a sus asistentes que llamaran al 911 y comenzó a realizar maniobras de reanimación.
No obstante, una asistente médica informó a un investigador de la oficina del alguacil que fue ella quien decidió llamar al 911, no Benjamin Brown. Los médicos de la sala de emergencias del hospital diagnosticaron a Hillary con intoxicación por lidocaína.
El mes pasado, el Departamento de Salud emitió una orden de emergencia que restringe la licencia de Benjamin Brown, permitiéndole realizar procedimientos solo en un hospital bajo la supervisión de otro médico. La orden también reveló que su esposa administró inyecciones y realizó tratamientos con láser en pacientes, a pesar de no ser una profesional de la salud con licencia.
La orden destacó que los espasmos musculares y la visión borrosa son signos tempranos de toxicidad por lidocaína y describió el trato de Benjamin Brown a su esposa como “descuidado y desordenado”. “El nivel de desprecio que el Dr. Brown prestó a la seguridad del paciente, incluso cuando el paciente era su esposa, indica que el Dr. Brown no está dispuesto o es incapaz de proporcionar el nivel adecuado de atención a sus futuros pacientes”, concluye la orden.
Este caso ha generado un intenso debate sobre la ética y la responsabilidad en el campo de la cirugía plástica, mientras las autoridades continúan investigando las prácticas de Benjamin Brown.