El 24 de mayo sujetos armados, que viajaban en un automóvil Seat color ladrillo, ejecutaron a 4 personas que se encontraban en una cantina, dentro del campo deportivo de la sección 23 de Potrero Nuevo.
Entre las víctimas se encontraba “El Pollo Loco”, encargado del bar, una menor de 16 años de edad y dos adultos más que convivían en el local, cuando irrumpió el grupo armado.
A un lado de la cantina se encontró una caja de cartón con yerba seca (al parecer marihuana) y unos cigarrillos de la misma sustancia.
El ataque arrojó además dos personas heridas de bala, provocó una fuerte psicosis en la población y movilización de corporaciones policíacas de los tres niveles de gobierno.
Esa misma noche, circuló una cadena anónima firmada por “Gente del Pueblo”, quien vinculaba a un mando de la policía de solapar la venta y distribución de droga en la zona.
Las ejecuciones aumentaron en los últimos días en Providencia y Omealca. El 20 de julio, sujetos armados secuestraron a Carlos Jesús, “El Dogui”, cuando regresaba a su vivienda después de entrenar básquetbol.
La víctima fue subida a un vehículo y horas después apareció muerto, frente a la entrada a la comunidad de Callejón, tirado en el camino y su balón colocado dentro de una zanja.
Ese mismo día, corporaciones policíacas localizaron un cuerpo putrefacto, atorado sobre unas rocas, dentro del caudal de aguas negras de Paso Rosario, Omealca.
El 19 de julio, sujetos armados ejecutaron a balazos al chofer del taxi número económico 18, Manuel “N”, de Estación Omealca, cuando se dirigía a la comunidad de G-29 con una pasajera a bordo.
Los sujetos dispararon directamente contra su objetivo, quien quedó recostado sobre su asiento y escaparon sin ningún problema.
Una de las muertes que golpeó a la Secretaría de Seguridad Pública, fue la ejecución de un elemento de la Fuerza Civil, secuestrado por un grupo armado, cuando se encontraba en un parque de la región el 30 de junio.
Eduardo, mejor conocido en las filas de la policía de Omealca como Lalo, apareció muerto, con visibles signos de violencia física, amarrado de pies y manos, tirado frente al arco sanitizante de Rancho Nuevo.
Ese crimen desató una fuerte movilización de corporaciones policíacas en toda la región para la búsqueda de los responsables. Tres personas fueron capturadas esa misma noche, entre ellos dos agentes viales, en posesión de armas y droga y se les relacionaba con los hechos.
Las operaciones de limpieza continuaron en la región. El 24 de junio, individuos armados que viajaban en un coche negro, ejecutaron a Francisco Silva Mendoza (a) “El “Peyo”, en la avenida 1 y calle 4 de San José de Abajo, cuando cargaba bultos de fertilizante en la batea de una camioneta Ford Ranger de un productor cañero.
Un mes antes, su padre “Paco Silva” corrió con la misma suerte, en su vivienda de la avenida 11 entre las calles 1 y 3 donde fue interceptado por sicarios.
El 23 de junio, tres sujetos armados con pistola entraron a la vivienda del ex comisariado ejidal de Palma Sola, Odón Morán, con quien platicaron un rato y después los ejecutaron.
Los individuos salieron por la puerta principal y desaparecieron como si nada hubiera pasado.