El atributo especial que tiene la clase gobernante casi nadie lo nota porque no se ve en las fotos, lo importante es que, dada su perseverancia y su afán de trascender, está ahí dirigiendo destinos de naciones o estados en encargos emblemáticos que, en tiempos de paz o armonía, resultan inmensamente gratificantes, seductores y satisfactorios, pero que en situaciones de guerra, desgracia o conflicto, se convierten en una pesadilla atroz, y es ahí donde se prueba el carácter, la capacidad y el espíritu de quienes optaron por hacer política para llegar al poder.
Los pragmáticos alemanes están a gusto con la jefa del Gobierno, Angela Merkel, quien tras su victoria en las recientes elecciones, estará cuatro años más al frente de la primera economía de Europa. Es sorprendente que la imagen pública de “la mujer más poderosa del mundo”, con diploma de física, casada dos veces y sin hijos, no da muestras de sufrir el desgaste del poder y las embestidas de la crisis económica mundial. La reeligieron por tercera ocasión y dice satisfecha: los resultados están ahí, en el país.
Los alemanes apodan a la líder conservadora “Mutti” (Mamá), porque les inspira una gran seguridad en medio de las tempestades de la Comunidad Europea, donde promueve políticas de austeridad que son repudiadas en Grecia, Portugal, Francia y España porque están ahogando las economías de sus países. Amante de la ópera, del vino tinto francés y de las caminatas en las montañas italianas, Merkel, que hace ella misma sus compras en un supermercado barato, proclama que su modelo es la ama de casa alemana, símbolo de la austeridad, el autocontrol y la discreción reflejados en su vestuario: sencillos pantalones negros y sobrias chaquetas.
Los franceses, a quienes la política no les interesa, se resignan con la desesperante prudencia y sigilo de su presidente François Hollande, quien ya invitó a Merkel a viajar a París para reactivar el proyecto de construcción europea, seguir negociando y afianzar una relación que ayude a superar las discrepancias, toda vez que la derecha francesa presiona a Hollande para hacer las reformas que hizo Alemania hace once años, cuando gobernaban los socialdemócratas (con esa bandera Angela Merkel ha seducido a los electores y logró la reelección). Atreverse a reformar estructuras es ventajoso económica y políticamente porque permiten la prosperidad.
La izquierda gala, por su parte, ha pedido a Hollande que adopte una iniciativa rápida para reorientar las políticas europeas, pues el hecho de que Merkel haya ganado en Alemania no significa que sea la líder incontestada de Europa, dado que su modelo económico y social ha funcionado en términos de exportación, pero no ha resuelto el problema del desempleo y el recorte de derechos de los asalariados, y eso desespera a la ciudadanía.
De este lado del Charco, los estadounidenses ocupados en su progreso individualista dejan la tarea gubernamental en manos de un presidente en su segundo periodo, acusado de espiar a Brasil y México, además de violar la soberanía de países árabes. En su entorno doméstico, Barack Obama es criticado por piropear funcionarias guapas, y bueno, como cualquier marido tributante, revela signos de represión hogareña al confesar que ya no fuma por miedo a su mujer Michelle.
En la asamblea de la ONU, donde no asistió Peña Nieto por atender la emergencia generada por las lluvias, EU y Rusia avanzan en un acuerdo sobre el desarme de Siria, y en ese contexto, Barack Obama ha dicho que no cree que una acción militar lleve a la paz duradera en ese país islámico, y pidió al Consejo de Seguridad del organismo que apruebe una resolución “fuerte” contra el uso de armas químicas en Damasco, donde se confirmó un ataque con gas sarín a finales de agosto que las potencias occidentales, y algunos países de la región, achacan al régimen del presidente iraní, Hasan Rohaní, presente ante la Asamblea General de la ONU con un discurso pacifista que abre, por primera vez en décadas, la puerta al diálogo con Estados Unidos para solventar diferencias.
En suelo mexicano, y con la imponente banda presidencial en el pecho, Enrique Peña Nieto comenzó a sentir muy pronto la dureza que implica la conducción nacional. No es lo mismo ser un gobernador acrisolado gracias a padrinazgos políticos y un alto presupuesto mediático, que enfrentar la cotidiana e interminable batalla interpuesta por los conocidos personajes del sistema político mexicano en busca de sus parcelas de poder, y por añadidura, dar la cara ante la infaltable cita de la naturaleza, que con su golpe demoledor, tumba de tajo mitos, simulaciones, ambiciones y hasta la vida misma.
Hasta ahora se registran en el país más de 150 muertos por las lluvias, arriba de 60 mil personas desalojadas, desaparecidos y heridos. La Segob ha emitido 312 declaratorias de emergencia en 14 estados, por lo que el presupuesto federal se tendrá que reajustar a fin de que se canalicen los fondos para la reconstrucción. Esta contingencia eclipsó y atomizó súbitamente al movimiento magisterial de la CNTE- SNTE desalojado del Zócalo por las Fiestas Patrias, y hoy ralamente acampado en el Monumento a la Revolución. La noticia del impacto de la tragedia provocada por inundaciones, deslaves y destrucción, desvió la atención del acaparamiento mediático.
Además la rápida respuesta gubernamental, acuerpada por la tradicional y lucidora solidaridad pública y privada, dejó de repente sin reflectores a los agobiados maestros en paro, que se ven ante la disyuntiva de enfocar sus objetivos hacia dos aspectos: la consulta a las bases para determinar si permanecen en la capital del país de manera masiva o representativa, para regresar a dar clases y no perder sus puestos escolares, o desconocer a los líderes actuales con el propósito de renacer como una nueva organización magisterial gatopardista, dispuesta a negociar con el Gobierno federal y los estatales con un nuevo rostro que, igual que antaño, controle a las bases de maestros y lleve la fiesta en paz con canonjías de por medio para las nacientes estructuras sindicales.
Al parecer todos tendrán que aflojar un poco, para que el país siga su marcha sexenal, dadas las circunstancias. Esa dureza e inflexibilidad reformista del gobierno peñista, deberá dejarse a un lado, ante la real fuerza de magisterio nacional, que anda desbocado y al garete como un caballo en la pradera, cuyas riendas son tomadas aleatoriamente por segundos mariscales que sienten que es su turno de brillar, tras haber abrevado mañas proverbiales a la sombra de los liderazgos agotados o defenestrados. El gobierno obviamente, aprovechará esa coyuntura para definir y lanzar el nuevo proyecto educativo nacional y todos contentos.
Por ejemplo, circuló la versión de que el líder Rubén Núñez, de la Sección 22 de Oaxaca de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) llegó a un acuerdo con el subsecretario de Gobernación, Luis Enrique Miranda y con el Gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, para reiniciar clases en ese estado. Antonio Iturribaría, director del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), dijo además que al encuentro- realizado en la sede la SEGOB- también asistió el recién encumbrado presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Juan Díaz de la Torre. No obstante, para que este acuerdo sea válido necesita ser aprobado por la Asamblea Nacional de la Sección 22 de Oaxaca.
Los representantes de la Sección 22 sentados en Bucareli, ofrecieron reponer los días perdidos con la cancelación de las vacaciones alargadas, fines de semana y la cancelación de los talleres que tienen el último viernes de cada mes. Se acordó, el mantenimiento de las Normales en la entidad, el Programa para la Transformación de la Educación de Oaxaca (PTEO), e incorporar a mil 500 trabajadores que estaban por honorarios. Hay que señalar que la Sección 22 quiere desaparecer a la sección 59 del SNTE y esa misma intención ya se imita en el Estado de Veracruz. Obvio, los agazapados charros elbistas tiemblan….
En nuestro querido estado, dañado fatalmente por las lluvias, los profesores continúan sus movilizaciones y marchas en las que participan, además de maestros, organizaciones sociales, estudiantes, reporteros y padres de familia que entre entusiasmos y jolgorios, de repente dejaron en un segundo término su inicial empeño de exigir la abrogación inmediata de la reforma educativa y sus leyes secundarias-así como de la reforma energética- para enfocar sus condenas a la represión, amenazas y violencia que sufrieron durante el desalojo de la Plaza Lerdo de Xalapa, la madrugada del 14 de septiembre por parte de las fuerzas policíacas operadas por los secretarios de gobierno y de Seguridad Pública, Erick Lagos Hernández y Arturo Bermúdez Zurita. En la efervescencia, los manifestantes pedían la renuncia de estos funcionarios, pero no pasó de ahí.
La lógica de poder: Para el 15 de septiembre, se liberaron las plazas ocupadas por los maestros no porque se afectaba al ciudadano o por ser partidarios de la legalidad, sino porque está calendarizado oficialmente dar allí esa noche “El Grito” y había que darle su lugar de calidad al señor Presidente y al señor gobernador Duarte. Cierto, hubo grito y pueblo aplaudidor. Pero ni aún con acarreados se pudieron acallar los gritos de furiosa protesta que se escucharon en videos subidos a redes sociales.
El gobierno peñista argumenta que se agotó el diálogo después de muchas reuniones con los maestros, lo cierto es que no se ha visto inteligencia para prevenir y desactivar conflictos, ni talento para negociar, ni estrategia para remediar problemas y encontrar soluciones. Fue la sabia y temible naturaleza la que vino a reordenar el panorama de prioridades nacionales.
Y es en estas circunstancias donde se pueden medir las capacidades reales de los mandatarios y funcionarios gubernamentales, por lo que al menos ya vimos rebasado, sumiso y temeroso al jefe de gobierno de la Capital, Miguel Ángel Mancera, quien por evitar exponerse políticamente (de todos modos hay desgaste) se escondió detrás de Los Pinos, ya que fue Gobernación, de Osorio Chong la que llevaba las riendas de las pláticas con la CNTE y el GDF iba sólo como invitado de piedra.
¿Como estarán sintiendo la fuerza del presidencialismo priista que ya hasta el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador- reivindicado con sus nuevas marchas y mítines en la capital del país- se dice dispuesto a reunirse con el presidente Enrique Peña Nieto para discutir sobre los términos de la consulta sobre privatización del petróleo e incluir también lo concerniente al paquete financiero y a los nuevos impuestos? El tabasqueño mide, calcula y plantea: “Si hay voluntad política tiendo mi mano de manera franca” para hablar con el gobierno federal”.
El fenómeno meteorológico hizo que el efectismo de las presencias protagónicas dispuestas a fastidiar el proyecto peñista se derrumbara en la opinión pública nacional, ante la cifra histórica de lluvias por el paso de los meteoros “Manuel” e “Ingrid”, que han azotado al país con daños estructurales, patrimoniales, y lo más lamentable, pérdida de vidas. Un políticamente correcto presidente Peña Nieto reconoce que el fondo gubernamental dispuesto para este tipo de desastres es insuficiente, por lo que tras una valoración de daños, presentará al Congreso de la Unión un proyecto de presupuesto que permita atender contingencias y reestablecer infraestructuras urbanas en los municipios y localidades afectados.
A Peña y Duarte, por citar lo que nos atañe como estado, les toca la experiencia de enfrentar un panorama desolador: miles de comunidades devastadas e incomunicadas por las tormentas, resultado de un deficiente o nulo Sistema Nacional de Protección Civil, el cual se creó pensando en que nunca va a suceder un desastre, sin remota idea de la contingencia, ni la prevención a ultranza.
Gente sencilla, ciudadanos, madres y padres de familia, niños, adultos mayores, animales, patrimonio, siembras, cumplen días sumergidos en el agua, sin que las autoridades o los medios de comunicación se enteren, y los que buenamente ayudan, lo hacer para lucirse o promoverse. Comunidades inundadas e incomunicadas debido a los derrumbes de puentes y viviendas, deslaves en calles, desbordamientos de ríos y presas, así como cortes de tramos carreteros, suman graves daños económicos y sociales en varios estados del país.
Se requerirán cifras millonarias para recuperar la normalidad en un país que debería gastar en prioridades como el abatimiento de la pobreza y la planeación y diseño de comunidades seguras. La garantía de los derechos humanos a la alimentación y a la vivienda digna en un asentamiento urbano confiable y seguro es una responsabilidad gubernamental, y por eso se debe rectificar en la ya clásica ambición desmedida y corrupción de los políticos municipales, estales o federales, y sus adláteres y cómplices: los fraccionadores y vende-terrenos.
En el Primer Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto, dado a conocer el 1 de septiembre, cita: “Desde la nueva perspectiva en materia de protección civil, caracterizada por su énfasis preventivo, el Sistema Nacional de Protección Civil busca lograr una estrategia equilibrada, en la cual la prevención desempeñe un papel tan importante como la mitigación de las consecuencias adversas que ocasionan los desastres naturales y los que se originan de la actividad humana”.
La llegada de “Manuel” e “Ingrid” se previó por los sistemas climáticos internacionales desde el viernes 13 de septiembre. No fue sino hasta la noche del domingo 16 que el coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, anunció a los medios que “nos reporta el Servicio Meteorológico Nacional que es la primera vez que nos afectan dos fenómenos de este mismo tipo a un lado y otro de la República Mexicana”. Hoy día, la emergencia continúa, y salvo los chacoteos de las comunicadoras Laura Bozzo y Carmen Aristegui, y los rostros compungidos por la impotencia e incapacidad de los funcionarios gubernamentales, lo que urge es ayuda y dinero para la reconstrucción y la vuelta a la normalidad en las poblaciones afectadas.
En esta entidad, el pasado 23 de julio de este año, el Congreso local aprobó por unanimidad la nueva Ley Estatal de Protección Civil y la Reducción de Riesgos de Desastre, promovida por el gobernador Javier Duarte de Ochoa, la cual prohibe la construcción en zonas de riesgo e implementa una materia obligatoria sobre protección civil en educación básica, media-superior y superior. La nueva norma tiene como objetivo la protección de la vida, el patrimonio, el entorno, la salud y el medio ambiente de los veracruzanos; contempla un sistema de certificación para el personal de las unidades de Protección Civil que estará capacitado en materia de cambio climático. Asimismo los 212 municipios cuentan ya con un flamante Atlas de Riesgo, el cual identifica las zonas de mayor vulnerabilidad. Con todo eso, estamos hasta el cuello. Y sólo nos protege –como diría mi madre- el manto de San José…
Los resultados están ahí, en el país. ¿Cuándo podrán decir esto los políticos mexicanos?