Por Catón / columnista
“Te engañé, Flordelisia –le dijo el lascivo galán a la exuberante y atractiva fémina. No te invité a venir a mi departamento para mostrarte mi colección filatélica: te traje para gozar tus pródigos encantos”. “No te apures –lo tranquilizó Flordelisia. Yo también te engañé. No soy Flordelisia: soy Flordelisio” (Nota: Y estaba bien grandote el desgraciado)
El padre Arsilio empezó su sermón. “Hijos míos –dijo a sus feligreses–, voy a hablarles del infierno”. Don Martiriano, el sufrido esposo de doña Jodoncia, se inclinó sobre su vecino de asiento y le dijo: “Qué va a saber él del infierno. No es casado”
Aquel tipo se compró un perico. Después de ímprobos esfuerzos consiguió por fin que el pájaro aprendiera a cantar la sentimental balada “Love is a many splendored thing”, éxito de Nat King Cole. El pasado 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad, el hombre llevó al cotorro a la cantina de la cual era asiduo parroquiano y dijo a los que ahí se hallaban: “Les apuesto doble contra sencillo a que mi perico sabe cantar la sentimental balada ‘Love is a many splendored thing’, éxito de Nat King Cole”. “Y de Los Panchos” –añadió alguien más local. Casi todos los presentes aceptaron la apuesta. El individuo se volvió hacia el perico y le ordenó: “Canta ‘Love is a many splendored thing’”. El loro quedó en silencio, “freddo ed immobile come una statua”. Ni una nota salió de su curvado pico. “Canta” –le dijo de nueva cuenta el hombre. Y el loro absolutamente mudo. “¡Canta, cabrón!” –se exasperó el sujeto. Nada. El tipo tuvo que pagar las apuestas, con grave mengua para su bolsillo. Al salir con el perico le reclamó furioso: “¿Por qué no cantaste, maldecido? Me hiciste perder mucho dinero”. “No seas pendejo –replicó el cotorro. ¡Imagínate cómo se van a poner las apuestas cuando me traigas aquí el Día de la Madre y les digas que puedo recitar ‘El brindis del bohemio’!”. (Nota: Éxito de don Manuel Bernal)
La torpe iniciativa presentada por un diputado de Morena para reformar la Ley Orgánica de la UNAM es una muestra más de la soberbia de quienes actualmente son dueños del poder y que por eso creen que son dueños de México. Piensan que pueden hacerlo y deshacerlo todo, irrumpir a su antojo en las instituciones para modificarlas y apoderarse de ellas. Su actitud es un reflejo de la suficiencia que su caudillo muestra cada día. La UNAM es una institución respetable y respetada. A nadie sino a los propios universitarios toca decidir sobre los asuntos que atañen a la vida interna de la Universidad. Muy bien actuó el rector Enrique Graue, quien de inmediato salió al paso de esa aberrante propuesta y exigió a los legisladores que la rechazaran y expresaran su respeto absoluto a la casa de estudios. Yo siento un gran cariño por la Universidad. De dos de sus facultades fui estudiante; sus maestros dejaron profunda huella en mí. Los universitarios apoyaremos irrestrictamente al Dr. Graue y combatiremos cualquier intentona que se haga para vulnerar la autonomía de nuestra Alma Mater
“En batallas de amor expiro desarmado”. Eso le dijo don Valetu di Nario a su doctor. El médico entendió que el provecto paciente sufría de disfunción eréctil. Buscó en su cajón y le dio un frasquito con pastillas. “Tómese una antes del acto–le indicó. Pero tenga cuidado: la pastilla es de efecto inmediato”. Una hora después don Valetu llamó por teléfono al facultativo. “¡La pastillita funcionó! –le dijo lleno de entusiasmo. ¡Nomás estaba esperando a recuperarme para decírselo!”. Inquirió el médico: “Tuvo efecto inmediato la pastilla?”. “¡Sí, doctor! –confirmó don Valetu, feliz. ¡Pregúntele a su recepcionista!”
FIN.