Por JULIO FENTANES / columnista
El enfrentamiento con el Estado de Derecho y el Poder Ejecutivo veracruzano por parte del Judicial, que encabezan tanto el Fiscal Jorge Winckler como el Presidente del Tribunal Superior de Justicia, Edel Álvarez Peña, va tomando tintes de gravedad y augura una crisis por la disputa entre poderes.
Y es que no sabemos si tanto Jorge Winckler, al que no quieren los Diputados ni el Gobernador, por su pésimo trabajo y estar únicamente al servicio de su jefe Miguel Ángel Yunes Linares, y Edel Álvarez Peña que desafía a la justicia federal y utiliza a las juezas a modo para mantener en prisión al exfiscal Luis Ángel Bravo, le tienen más miedo a las represalias que tome Miyuli contra ellos, por no obedecerlo, que a la propia justicia que va a ir por ellos si no cumplen el Estado de Derecho.
En todos mis años de periodista, nunca había visto que dos servidores públicos de muy alto nivel, cabezas de uno de los tres poderes que integran el Gobierno (la Fiscalía por eso se supone que se independizó del Ejecutivo, para ser autónoma y no recibir órdenes), quebrantaran el Estado de Derecho flagrantemente y retaran al Congreso.
Los Diputados Locales no quieren a Winckler porque sólo defiende a Yunes Linares, quien es su patrón desde hace muchos años, muchos incluso antes de que fuera Gobernador y lo nombrara Fiscal.
Mientras que las juezas, Aleida Sosa y Mónica Segovia, ligadas al presidente del Tribunal de quien reciben órdenes, desacatan una resolución judicial federal que establece que dejen en libertad a Luis Ángel Bravo para que siga su juicio fuera de la cárcel.
Aleida ya dejó libres a otros exduartistas con una larga, larguísima cola, que igual que Luis Ángel Bravo, acudieron a un amparo federal, porque aunque estén en medio de un juicio, pueden seguirlo en libertad.
Aleida ya se excusó de no seguir este caso y mandaron a Mónica Segovia, que hizo lo mismo: pasarse por el arco del triunfo la orden de un Juez de Circuito en resolución a un amparo.
El desacato de seguir estas órdenes, significa cárcel para una o las dos juezas, y hasta su jefe Edel Álvarez Peña queda salpicado.
Que Winckler desafíe al Congreso y al Gobernador en lugar de negociar inteligentemente su salida, significa también cárcel, porque le van a buscar irregularidades y lo que van a encontrar serán muchas y la consecuencia es que vaya a la cárcel por no cumplir su trabajo.
Sin embargo, en ambos casos, ¡prefieren desafiar al Estado de Derecho que a Yunes Linares! ¿Pues qué le saben a Miyuli o con qué los amenaza que prefieren ir a la cárcel?
¿Será tan desgraciado el choleño como cuenta la vox populi, que mejor no le rascan los aquellitos al tigre?
Lo que sea, es muy grave.
Porque no se trata de seguir las órdenes de su patrón Yunes Linares, sino de mantenerse en el Estado de Derecho.
Ese es el problema de nuestra República, la impunidad. Y que las leyes y las instrucciones que de ellas emanan, la gente se las pasa por el arco del triunfo, por eso todo mundo hace lo que quiere y no pasa nada en este País, en este Estado, en la ciudad en que uno vive.
No me interesa si Luis Ángel Bravo es culpable o inocente, ese es problema de las autoridades, simplemente hay un mandato que se debe cumplir.
No me interesa quién llega en lugar de Winckler, o si se va a quedar como Fiscal, lo que no puede seguir haciendo es estar a las órdenes de Yunes Linares, que desde donde esté, sigue imponiendo su ley en Veracruz.
No es un asunto de morenistas, o de compadres o de rompimiento político, es un asunto de legalidad y vivir dentro del Estado de Derecho.
Este es el mejor ejemplo y el mejor momento en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y Cuitláhuac García Jiménez, para que la impunidad quede desterrada y aprendamos a obedecer las leyes.
Es el mejor momento para que los magistrados de la Corte que defienden su salario mensual de más de medio millón de pesos, hagan valer las leyes y demuestren porqué tienen esos sueldotes.
Con AMLO y sin él, si la impunidad no se erradica y se impone vivir en un México dentro del Estado de Derecho, que le garantice a cada mexicano que no se violarán sus garantías individuales, no habrá ninguna Cuarta
Transformación.
Sé de lo que hablo y espero que AMLO logre lo que quiere, por el bien de todos, a ver si puede y si lo dejan.