Confieso que me equivoqué. Yo pensé que el asunto de la declaración patrimonial del presidente Peña Nieto y su gabinete iba a generar un escándalo. Para nada. Ni los medios de comunicación ni los partidos opositores aprovecharon el error para criticar y censurar al gobierno. Perdieron la oportunidad de exhibir al PRI y, de paso, demandar una mayor transparencia y rendición de cuentas al Presidente y su gabinete. Simplemente la dejaron pasar. Lo cual irremediablemente nos lleva a preguntarnos: ¿Dónde están los medios que ganaron tanto terreno en libertad de expresión estos años? ¿Dónde está la oposición que debe ser el contrapeso natural de un gobierno en un régimen democrático?
Resulta preocupante que ni los medios ni los partidos opositores hayan cargado contra el gobierno por la simulación que hicieron el Presidente y su gabinete al dizque presentar sus declaraciones patrimoniales. Para empezar, los funcionarios no presentaron la información completa para saber el tamaño de sus fortunas personales. Ni cuánto tienen en el banco, ni dónde están sus propiedades, ni cuáles son los negocios de los que son socios. Sin esos datos, no podemos conocer la riqueza de cada uno de ellos al comenzar el sexenio y, por tanto, será imposible saber si se incrementó inexplicablemente durante su paso por el gobierno.
Luego está el asunto de las donaciones. Peña Nieto, después de 2006, ya con perspectivas de convertirse en candidato presidencial, recibió cuatro bienes inmuebles por medio de “donaciones”: un terreno de dos mil 500 metros cuadrados, dos casas, una de 150 y otra de 338 metros cuadrados de construcción, y un terreno de más de 58 mil metros cuadrados. Además le donaron “obras de arte y joyas”. Como ya mencioné, la declaración patrimonial del Presidente no menciona dónde se encuentran las propiedades o el valor de los otros bienes donados.
Pero el Presidente no es el único que recibió “donaciones”. Hay cinco funcionarios más del gabinete que también fueron agraciados con donativos de coches, relojes, joyería, terrenos, casas y acciones. ¿Quién se las donó, cuál es su valor y a cambio de qué las recibieron? ¿No le correspondería a los medios y partidos opositores demandarle al gobierno respuestas y realizar una investigación a fondo? ¿Por qué en México no se produce un escándalo que en otras democracias ya tendría a los políticos gobernantes sudando la gota gorda?
De la izquierda salieron algunas críticas suaves y aisladas. López Obrador afirmó: “Todo es pura simulación: el dar a conocer los bienes sin informar cuánto cuestan, no se sabe nada, lo cierto es que todo es puro engaño y pura mentira”. Jesús Zambrano, dirigente del PRD, sostuvo: “empiezan muy mal, dando una muy mala señal con estos anuncios inentendibles, que tal pareciera que quieren ocultar lo que realmente tienen y no dejarle claro a la sociedad cuánto es lo que se gana y cuánto es lo que tienen, en términos de propiedades. No dejan nada claro. Están obligados a aclarar, por supuesto. Es una mala señal cuando dicen que quieren ser transparentes”. Son críticas, pero nada como para que el PRI no pueda dormir de la preocupación.
Lo que es verdaderamente increíble es que ningún político panista de peso haya dicho ni pío sobre este asunto. Nadie.
¿Dónde está la supuesta oposición del PAN?
Entiendo que quieran sacar, junto con el PRI y la izquierda, reformas que están en su agenda. De ahí que hayan firmado el Pacto por México. Pero eso, al parecer, los ha borrado como oposición en otros temas donde muchos, incluyéndome, hubiéramos esperado esa reacción vigorosa que suelen tener los panistas frente a temas escandalosos como éste. Pues no: resulta que están mudos.
En la campaña presidencial pasada, el PAN lanzó la idea de que si el PRI regresaba a Los Pinos, habría una restauración autoritaria. Yo siempre sostuve que esto sería imposible porque la sociedad y los otros partidos, incluyendo al PAN, lo impedirían. Vamos a tener que comenzar a borrar de esta lista a los panistas, quienes, al parecer, están dispuestos a perdonarle todo al nuevo Presidente, sin importar la magnitud del error que cometa.
Nunca, que yo recuerde, el PAN se había visto tan benévolo con un Presidente, ni siquiera con Fox y Calderón. Así, se van a tardar otros 70 años en regresar al poder.