AGENCIA
Ciudad del Vaticano.- Hoy miércoles se cumplen 25 años desde que un diario de Connecticut sacó a la luz uno de los mayores escándalos de abuso sexual de la Iglesia Católica: el caso del padre Marcial Maciel, sacerdote mexicano denunciado de pederastia en serie, que violó al menos a 60 jóvenes.
En un artículo de opinión publicado en el periódico estadounidense The Washington Post, José Barba-Martín reiteró su testimonio de abuso y recordó a sus tres compañeros que han muerto, de los ocho que en 1997 presentaron evidencias contra la congregación en el Hartford Courant, “un pequeño pero digno y valiente diario histórico de Connecticut, Estados Unidos”.
“Tras nuestras declaraciones, fuimos atacados inmisericordemente por Maciel y por los directivos de los Legionarios de Cristo mediante falsos testimonios notariados de cuatro antiguos compañeros (Armando Arias Sánchez, Jorge Luis González Limón, Juan Manuel Correa y Valente Velázquez Camarena), quienes fueron instigados para acusarnos de haber urdido supuestamente una conspiración contra el fundador de la congregación”, señaló José Barba-Martín en su texto.
También recordó como las ocho víctimas presentaron un año después ante Joseph Ratzinger, antes de ser papa, cuando fungía como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, una demanda canónica en contra de Marcial Maciel, de la cual aún no tienen respuesta.
De igual manera, señaló cómo en 1999 una carta del Vaticano en la que se les explicaba a las víctimas que era “mejor que ocho hombres inocentes sufran injusticia y no que miles de católicos pierdan la fe”.
“Pero la reciente historia social y religiosa, tanto en Europa como en América, demuestra que es precisamente por tales injusticias y encubrimientos que la deserción de la Iglesia católica es cada día mayor”, sostuvo Barba-Martín.
Señaló que “hay obligaciones morales de justicia y dignidad humanas que no prescriben jamás”, sin embargo, los altos directivos de la congregación se han negado a reconocer los delitos denunciados hace un cuarto de siglo, por lo que calificó a Marcial Maciel Degollado y a los superiores de la Legión de Cristo como “auténticos conspiradores contra sus acusadores”.
“Hoy pedimos también a la sociedad que nos apoye en nuestra exigencia de un desagravio moral y legal ante las mismas fuentes editoriales internacionales en las que fuimos falsamente acusados de un crimen que nunca cometimos. Y una reparación económica conforme a los estándares legales de donde se publica el diario en el que fuimos atacados falsamente. Hay que recordar que cada vez que se comete una injusticia impunemente, se subraya la libertad del opresor para que siga oprimiendo”, concluyó.