El escritor alemán Günter Grass, galardonado con el Nobel de Literatura y el premio Príncipe de Asturias de las Letras, ha muerto a los 87 años en una clínica de la ciudad alemana de Lübeck, según ha informado la editorial Steidl.
Günter Grass nació en 1927 en Danzig (Gdansk), ciudad en donde creció y que, además, fue escenario de muchas de sus novelas. A los 17 años fue movilizado para la Segunda Guerra Mundial como auxiliar de aviación. Herido y hecho prisionero, fue liberado en 1946. Trabajó como picapedrero, y estudió pintura y escultura en Düsseldorf y Berlín.
En la década de los 50 Grass viajó por Italia, Francia y España, e inició una prometedora carrera poética. Su primer libro fue Las ventajas de las gallinas de viento, publicado en 1956, año en el que el autor alemán fijó su residencia en París, donde escribió algunas obras de teatro y la novela por la que sería conocido en todo el mundo: El tambor de hojalata (1959). En una línea que enlaza con la novela picaresca española, el protagonista de la obra, Oskar Matzerath, el niño que se niega a crecer como protesta contra las crueldades del pasado alemán, forma ya parte de la literatura universal.
De vuelta a Berlín en los 60, Günter Grass escribió otras dos novelas que, junto a El tambor de hojalata, forman la denominada trilogía de Danzig: El gato y el ratón (1961) y Años de perro (1963). En 1966 vio la luz su obra teatral más importante, Los plebeyos ensayan la rebelión. Políticamente muy activo, el autor alemán hizo en esos años campaña por el partido socialdemócrata y plasmó sus experiencias en Diario de un caracol (1972).
En los 70 viajó por Asia y América, se dedicó al grabado y la litografía, escribió numerosos ensayos y la novela El rodaballo (1977), que abarca miles de años y se desarrolla en nueve épocas, mezclandocuentos infantiles, mitología e historia. En los 80, década en la que se centró en el dibujo, su principal obra literaria fue La ratesa (1986), una novela apocalíptica en la que las ratas heredan la Tierra. En 1986 se trasladó a la India, de donde regresó unos meses más tarde con muchas ideas, un cuaderno lleno de dibujos y realizó el libro: Sacar la lengua de 1988. Lo cierto es que la relación de honores que recibió el autor alemán durante su vida sería inacabable, pero, según llegó a confesar el propio Grass, uno de los que más apreciaba era el premio Hidalgo.