Panamá.- El mapa se ha movido en Latinoamérica. Quizá solo unos milímetros, pero los suficientes para dejar al descubierto nuevos equilibrios. El acercamiento de Estados Unidos y Cuba, epicentro de la Cumbre de las Américas, ha situado a Venezuela, el tradicional aliado del régimen castrista, ante un escenario de mayor debilidad que rápidamente y en un ambiente de presión generalizada se ha transformado en lo que el propio presidente Nicolás Maduro ha calificado como “una nueva era de relaciones” con Washington.
“Estamos en una batalla de ideas, en una lucha porque se respete Venezuela y venimos constructivos, para hacer historia mediante el respeto. No es tiempo de imperialismo sino de paz”, ha asegurado el mandatario nada más aterrizar en Panamá. El sorprendente giro no ha venido sin una coreografía previa. A nadie se le escapan las intensas llamadas efectuadas por países cercanos, entre ellos Brasil, invocando a la calma para evitar que el mercurial régimen entrase en Panamá en una de sus acostumbradas erupciones.
Pero la incipiente distensión, como ya se han apresurado a llamarla potencias regionales como México, ha tenido como gran muñidor a la administración estadounidense. El equipo presidencial ha jugado sus bazas en un escenario que, a primera vista, parecía imposible.
Las espinosas relaciones entre Washington y Caracas habían tocado en las pasadas semanas mínimos históricos. El detonante fue la decisión de Barack Obama de apelar a una “emergencia nacional” ante Venezuela para sancionar a siete funcionarios chavistas por violaciones a los derechos humanos y corrupción.
El castigo, visto en gran parte de Latinoamérica como una injerencia, dio pólvora suficiente a Maduro para recargar su retórica antiestadounidense, marcar una nueva divisoria entre el norte y el sur, y, de paso, lograr el apoyo de los 12 cancilleres de Unasur, organismo al que pertenecen Brasil, Argentina o Colombia. Con este bagaje, el régimen llegaba a la cumbre bien pertrechado para mantener encendida la hoguera, aunque los vientos no fueran propicios.
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