Fortín.- La sesión de Ayuntamiento celebrada este viernes, comprometida por los ediles fortinenses a pobladores que exigieron la inmediata renuncia de tres funcionarios municipales, no tuvo el resultado pactado 48 horas antes, pues solamente uno de los funcionarios fue cesado, mientras que el acuerdo, por mayoría, fue retener a los otros dos en sus encargos.
Durante las primeras horas de ayer viernes, un grupo de ciudadanos, cansados de la corrupción e ingobernabilidad que se vive en este municipio se dieron cita en la explanada del parque de Fortín de las Flores, con la intención de asegurarse de que el Cabildo cumpliera como lo había firmado en un acta, con la destitución de tres funcionarios señalados de corruptos, ineficientes y además déspotas.
Desde las primeras horas de la mañana se observó en el centro de la ciudad un ambiente de tensión, ante la presencia de personal del Ejército mexicano en el interior del Palacio municipal, e incluso de helicópteros sobrevolando el cielo fortinense, ante el temor de enfrentamientos por grupos de choque contratados por el ex alcalde Armel Cid de León, frente a los avisos e invitaciones que el “grupo de los 14” había hecho el día anterior para acudir a la cita. Y es que el jueves, durante una manifestación hecha por acarreados de agentes municipales pagados por el alcalde golpeador con licencia, Armel Cid de León, éstos exigieron a las autoridades del Ayuntamiento que no respetaran el acuerdo pactado, de lo contrario: “Nosotros no nos hacemos responsables de lo que pueda pasar, culpamos al Gobierno del Estado de cualquier enfrentamiento con quienes piden la destitución de los funcionarios”.
Sin embargo, al paso de las horas y tras la integración del cuerpo edilicio en la sesión de Cabildo, se dio a conocer la destitución de América Landeros, secretaria del Ayuntamiento y señalada como el personaje más cercano a Armel, pues era quien operaba las manifestaciones en apoyo al ex alcalde.
Sin embargo, ante el temor del Síndico del Ayuntamiento, tras las amenazas del grupo de acarreados y defensores de gente cercana al ex Alcalde, no se aprobó la destitución de Agustín García López, director de Obras Públicas, ni de Leonel Hernández Cobos, director de Comercio.
Al menos una centena de los ciudadanos entraron a palacio municipal y obligaron a abrir el Salón del Cabildo, en donde exigieron la presencia del Síndico encargado de los asuntos de la Presidencia, Lucio Otilio Flores Espinoza, quien no tuvo más remedio que acudir y enfrentar a sus representados.
Ante la presión popular, el edil informó que se había determinado no cesar a los dos funcionarios mencionados, “porque estamos enfrentando una auditoría federal, y es necesario que ellos estén disponibles a los requerimientos de los auditores”.
Los inconformes de inmediato reclamaron al Síndico, mostrando el documento firmado por todo el Cabildo dos días antes, en donde se comprometieron al cese de los funcionarios, y alegando que su destitución y salida de la Administración no los eximía de la responsabilidad de enfrentar la auditoría o sus resultados.
Durante un par de horas, los ciudadanos expusieron, a gritos o a través de un megáfono, sus exigencias de que se cumpliera el acuerdo, y solicitaron la presencia del Secretario de Gobierno, Gerardo Buganza, o de algún enviado del Gobierno del Estado, ante la única petición que se volvió coro de los manifestantes: “Queremos un Consejo Ciudadano”, pues a partir de ese momento, dijeron, desconocían a la autoridad municipal en funciones.
Durante el diálogo que siguió, al que sólo el Síndico dio la cara, quedó de manifiesto que Flores Espinoza tuvo miedo de la reacción del otro grupo de manifestantes, los que acarrearon el día anterior por mandato del mal alcalde golpeador con licencia, Armel Cid de León. “Ellos también exigieron, y ustedes no estaban aquí cuando nos amenazaron”, trataba de explicar el Síndico.
Ante tal regresión y falta de honestidad del Síndico, tras echar para atrás el acuerdo firmado, se conoció que el regidor segundo, el priísta Esteban Reyes, había decidido renunciar a su puesto en el Ayuntamiento, por estar inconforme con el resultado de la sesión de Cabildo.
A partir de entonces, exigieron la renuncia del Síndico y éste simplemente decía que no podía hacer más, pues la decisión de no correr a los malos funcionarios era del Ayuntamiento, y no de él.
Todavía se le explicó que la máxima autoridad del municipio era él, y que la Ley lo facultaba para cesar a los directores. Se le insistió en que el pueblo avalaría y le apoyaría en esa decisión, y ni así cedió.
Al filo de las cinco de la tarde, y sin resultados, los ciudadanos acordaron cerrar con cadenas y candados las puertas principales del Palacio municipal, en una “toma simbólica” del edificio, y regresar el lunes fortalecidos, aunque separados de la organización de los 14 Amigos, a quienes señalaron de tibios y faltos de carácter, por no haber logrado el objetivo real del movimiento de los ciudadanos de Fortín.
Enzzo Omar Sosa
El Buen Tono