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Descansa campeón

Superiberia

 

 

 

Huatusco.- El colosal templo de San Antonio albergó los cuatro féretros de quienes perdieron la vida en un accidente automovilístico el pasado domingo por la noche. El traje de luto era rígido, Cori, Daniel y el pequeño Derek,  vestían una caja en color blanco como símbolo de su soltería, Paco fue ataviado con un color amaderado. 

 

Los deudos fueron acobijados por cientos de personas que abarrotaron el templo, pero en el tumulto, padecían en soledad la pérdida de sus hijos. Estoicamente se mantuvieron de pie junto a sus niños, y parecía que escuchaban, pero estaban ausentes, su mirada se perdía en el horizonte. Los familiares conmovieron a los presentes cuando en una señal de solidaridad se estrecharon fraternalmente. 

 

En el templo la compañía se desbordaba hasta la entrada, en donde la escena de las tres carrozas anunciaba su último recorrido. Al concluir la emotiva homilía el sacerdote recordó a los familiares que los cuerpos albergan el espíritu y que la carne es finita, pero la vida espiritual es eterna, mientras rociaba con agua y esparcía el incienso entre los finados. 

Al salir los cuerpos, resonó desde el interior una ola de aplausos espontáneos que alcanzó a los que estaban en el atrio, la algarabía fue súbita. 

 

El cortejo inició su recorrido por la avenida 2, Corina González Sánchez, oriunda de Huatusco, pero que actualmente residía en Veracruz fue quien encabezó. Sus padres al frente caminaban, fundían sus brazos el uno con el otro por la pérdida de su hija. Corina Sánchez, su madre sujetaba un peluche blanco en la mano izquierda, los dedos se sumergían en  el peluche buscando  respuestas a la muerte de su niña. 

 

Lo antecedía la familia Páez Sósol, quienes hace un año sufrieron la irreparable pérdida de su  madre. La postal es irrepetible, el padre de Daniel venía tomando a sus hijos de cada de brazo atrás de la carroza que avanzaba lentamente. 

 

MURIERON EN CHOQUE

 

En la parte final, una camioneta conducía a Derek de cuatro años  y su papá Paco. Como cinta sonora se oía “descansa mi amor, descansa mi bien, descansa campeón que todo está bien”. Francisco Xavier, aficionado a las motocicletas y su pequeño hijo que viajaba con él en el asiento de copiloto, murieron juntos en el choque. 

 

Las exequias continuaron, breve recorrido por las principales calles para dirigirse al panteón municipal, ahí, medios de comunicación por respeto no accedieron.

 

JULIO HERRERA

EL BUEN TONO

 
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