Enrique Peña lanza la mayor de sus apuestas. Quizá no es la estrategia más espectacular pero sin duda es la más importante… Y sobre todo, la más popular ante una realidad lacerante.
La Cruzada Nacional contra el Hambre, anunciada en Chiapas —justo en el corazón de la zona zapatista— no descubre el hilo negro. Tampoco es resultado de un derroche de imaginación para inventar el camino al desarrollo. Simplemente es respuesta a una de las mayores deudas de México con los mexicanos.
Se trata de cumplir con uno de cada cuatro de quienes carecen de acceso al derecho básico a la alimentación.
Hay vergonzosos datos “duros”.
En la segunda década del siglo XXI, más de 28 millones sobreviven a duras penas, entre todos, millones de niños quienes no crecen ni aprenden por falta de comida.
Trece de cada 100 niños mexicanos tienen hambre… por lo mismo, cada hora muere un mexicano… Y cada año fallecen más de ocho mil 500 pobres a causa de la desnutrición. Son datos ‘durísimos’ del INEGI.
La estrategia anunciada por el Gobierno pretende revertir la tendencia que ha llevado a 11.7 millones de mexicanos a la pobreza extrema… Y mantiene a 25 de cada 100 en riesgo permanente.
En el papel, la Cruzada Nacional contra el Hambre era impostergable. Los argumentos para aplicarla con eficiencia suenan sólidos: se habla de apoyo a productores; de evitar que la producción agrícola se “pierda” antes de llegar a su destino; de consumir todo lo producido por el campo… nada menos.
Sin embargo, las buenas intenciones primero deberán resolver los acertijos planteados por el manejo de recursos a nivel local. Invertir el dinero en donde realmente se necesita para evitar que la “cruzada” termine alimentando las arcas del ogro burocrático.
La “cruzada” incluye la articulación de 66 programas sociales, seis dependencias públicas y más de cuatro mil millones de pesos, para atender a los 400 municipios más pobres del país, ubicados principalmente en Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Veracruz, Puebla y el Estado de México.
Urgen resultados inmediatos. La paciencia se agota… y muere de inanición.
MONJE LOCO: Los demonios andan sueltos en cuidad Neza. “Los malos” han convertido el poblado municipio mexiquense en tierra prometida… Sí, en arcón de la riqueza, producto del secuestro y la extorsión. En Neza hay mucha “lana”… y también muchos criminales para robarla. “Tienditas”, gasolineras, salones de fiesta, changarros de esquina… todos pagan “cuota” para “funcionar”. El colmo ocurre cuando la ambición rebasa las fronteras de la fe. Anote: por lo menos diez párrocos de la arquidiócesis de Nezahualcóyotl “comparten limosnas” —se dejan extorsionar— para salvar el pellejo… Y la sotana. Según los rufianes, predicar el evangelio también causa “derecho de piso”. Con doble filo lo explica el obispo Luis Héctor Morales: “gracias a Dios” no ha sido mucho lo que piden… y no han matado a algún sacerdote… Aún. Las cabezas de la Iglesia católica en Neza demandan mayor seguridad… mientras, a los criminales de Neza Dios ya les hizo el milagro.