Ciudad del Vaticano.- Durante la audiencia general, ante más de 20 mil personas congregadas en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco reflexionó sobre el rol de los pequeños en la sociedad y bromeó contando algunas experiencias personales.
“Cuando los tomo en brazos algunos sonríen, otros me ven vestido de blanco, creen que soy el médico que voy a darles la vacuna y lloran”, relató divertido, en su discurso pronunciado
en italiano. Nosotros, a menudo, tenemos una sonrisa que no es vivaz sino artificial, de payaso. Nuestro corazón pierde esta capacidad de sonreír y de llorar, dos cosas que en nosotros a menudo se bloquean, pero los niños pueden restituirnos esta capacidad”, agregó.
El líder católico aclaró que también los niños tienen el pecado original, son egoistas, pero conservan una pureza y una sencillez interior, ya que no son diplomáticos, dicen lo que sienten y lo que ven, sin filtros. Sostuvo que en el mundo muchos de ellos viven en condiciones no dignas y estableció que de cómo son tratados los niños se puede juzgar a la sociedad, no sólo moralmente sino sociológicamente, si es una sociedad libre o una sociedad esclava de intereses
internacionales.
Los niños nos recuerdan que todos, en los primeros años de la vida, hemos sido totalmente dependientes de los cuidados y de la benevolencia de los demás, una realidad humana que ni siquiera el hijo de Dios se ahorró”, explicó. Dios ni tiene dificultad de hacerse entender y los niños no tienen problemas de entender a Dios.
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