MUJERES
Ayer domingo fue el Día Internacional de la Mujer y para que lo lean todas ellas: el primer paso hacia el asesinato es la violencia. Por eso todos, hombres y mujeres, deben denunciarla y combatirla como una prioridad, sostiene la investigadora mexicana radicada en Colombia, Elsa Tamez.
El feminicidio es un crimen de odio y es un cáncer que sigue carcomiendo los tejidos de la sociedad, no importa que tan desarrollada se encuentre. Los asesinatos contra las mujeres no cesan sino al contrario van en aumento a pesar que se desde hace casi setenta años se han creado leyes y firmado convenios a nivel internacional para reivindicar los derechos de la población femenina.
Hay al menos trece documentos elaborados a nivel internacional, desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 hasta los acuerdos de la XI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe en el 2010 que hablan sobre reconocer a la mujer y protegerla de actos discriminatorios –económicos, religiosos, laborales, sexuales, culturales, educativos y más- así como de la violencia en todas sus formas.
¿Y qué ha sucedido?. Se ha logrado un cierto avance para las mujeres pero siguen persistiendo violencias de género cuya expresión extrema son los homicidios.
Al año son asesinadas 66 mil de ellas en el mundo, según el reporte “Feminicidio, un problema global”, elaborado por diversas organizaciones latinoamericanas y europeas a convocatoria de los foros CosechaRoja y FeminicidiosNet. La muerte de mujeres representa el 17 por ciento de todos los homicidios cometidos en el mundo y Latinoamérica tiene la mayor tasa. Especialmente los países de América Central registran cuatro veces más casos que el promedio de todo el continente. Los países que encabezan las listas morales del tema son El Salvador, Guatemala, Honduras, Colombia, Bolivia y México.
Y el dato clásico: Ciudad Juárez en Chihuahua es el lugar con la tasa más elevada de feminicidios en toda América Latina con un rango de 19.1 asesinatos por cada cien mil mujeres.
El hogar puede ser el lugar más peligroso para la mujer y “es particularmente desgarrador cuando aquellos (padres, esposos, hermanos) que deberían estar protegiendo a sus seres queridos son los mismos responsables de sus asesinatos, expone Jean-Luc Lemahieu, director de Análisis de Políticas y Asuntos Públicos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, citado en el informe de las organizaciones civiles
sobre los feminicidios.
Casi siempre los asesinatos de mujeres suceden en el mismo lugar, el hogar, y el criminal es casi siempre el esposo, el
novio o el exmarido.
En el caso de México también se han conjugado dos fenómenos que agravan el contexto de agresiones y muerte contra las mujeres: la violencia generada por el crimen organizado y el altísimo grado de impunidad debido a la corrupción de las autoridades de todos los niveles.
De acuerdo a las estadísticas recopiladas por la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), unas seis mil mujeres fueron asesinadas entre el año 2008 y 2010 dentro del contexto de las llamada “guerra contra el narcotráfico”. Claro, a cinco años y con el recrudecimiento de la violencia, activistas independientes estiman que la cifra oscilaría entre 15 y 20 mil mujeres.
A lo anterior se debe sumar la ola de desapariciones forzadas de mujeres en todo el país, ligada también a la actividad de los carteles del narcotráfico. Veracruz tiene ciudades como Jalapa, Coatzacoalcos y la conurbación Veracruz-Boca del Río donde la desaparición de mujeres, especialmente jovencitas, es cotidiana. Y eso se complica porque esos casos ni siquiera pueden catalogarse jurídicamente como un feminicidio pues están ausentes, no hay cadáver ni rastro de ellas. Simplemente se difuminaron. Terrible realidad para este
próximo 8 de marzo.
El “SINDROME DE ARMEL”
Pues bien, el Día Internacional de la Mujer tuvo un contexto agridulce en Veracruz. Se aplaude que la querida periodista Marijose Gamboa haya sido liberada en un acto de justicia federal que rompió el castigo de prisión que a nivel estatal le aplicaron por su actividad reporteril.
Su liberación fue una acción de ecuanimidad para una mujer aunque no es el único caso de mujeres que están privadas de su libertad injustamente y llegan a pasar años o toda su vida en las cárceles sin que se les acerque el apoyo legal para revisar sus expedientes y ofrecerles la oportunidad de componer sus vidas.
En tanto, la rechifla es para aquellos servidores públicos y políticos que están en vías de convertirse en potenciales feminicidas si nadie los paran a tiempo. Uno es el alcalde priísta de Fortín de las Flores, Armel Cid de León quien propinó una golpiza a su pareja extramarital el pasado 22 de enero y por la cual hay una denuncia penal en su contra. El compromiso del gobierno estatal es promover su desafuero y sentarlo en un banquillo judicial, algo que muchos dudan que sea certero y el asunto solo lo toman como un distractor mediático.
El “Síndrome de Armel” –es decir: la costumbre de dar tundas salvajes a mujeres- se ha propagado entre la clase política de Veracruz. Uno de los contagiados con el “Síndrome de Armel” es el perredista Julio Cesar Vázquez Copete quien tundió a golpes a su expareja y aún así, sigue como candidato del sol azteca a la diputación federal en distrito
de San Andrés Tuxtla.
Por cierto, en cosa sabida entre políticos y periodistas que el propietario de esa página de internet, llamada Observatorio Veracruzano (Radar es noticia) es el secretario de Gobierno, Gerardo Buganza, y de ahí la constante campaña informativa contra el edil panista. Ahora sí que Buganza es malagradecido y desmemoriado pues Ríos Bernal fue quien lo introdujo a la vida política al invitarlo como síndico en la planilla que lo llevó a encabezar el primer ayuntamiento azul en Córdoba, durante el trienio 1995-1997.
Ahora todos los días lo agarra a golpes mediáticos en su página web. Y el objetivo de la andanada mediática contra su expatrón es parte de la campaña para debilitar al panismo y abrirle brecha al candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Marco Antonio Aguilar Yunes, aprovechando el errático gobierno de Ríos Bernal. Muerde la mano de quien le dio de comer, dicen sus coterráneos.
Siguiendo con el “Síndrome de Armel”, otro que dicen que lo padece desde hace tiempo, el exalcalde de Córdoba, Juan Lavín, sigue esperando que en palacio de gobierno lo incluyan en la nómina.
Ya van varias semanas que se le mencionaba para ocupar una subsecretaría en el gabinete estatal y ésta no llega. Lo hacen esperar porque no saben dónde acomodarlo para que no de mal aspecto. La última versión es que se convertiría en secretario particular del gobernante en turno, Javier Duarte. Léase: en el cargamaletas.
El señor Lavín Torres tendrá que hacer presión porque se le puede ir el resto del sexenio sin que lo llamen al gabinete. Que no olvide que solo faltan 20 meses para que se acabe la administración y entonces que siga visitando a las colonias y las comunidades pidiendo a los ciudadanos que voten en contra del PRI para que no lo vayan a dejar chiflando en la loma, pues. La contracampaña contra su partido le funcionó en un principio pero no lo suficiente pues le
siguen dando largas.
COMO UN “DUCK”
En ese mismo asunto de los acomodos en el gobierno estatal, algunos columnistas del puerto de Veracruz y Jalapa han comenzado a manejar la versión de que en los próximos días se soltará la cabellera el exdiputado cordobés, Mauricio Duck Nuñez, es decir que finalmente se declarará priísta y se unirá al gabinete estatal.
Lo que se mastica en los merenderos políticos es que a invitación de su padrino, el también cordobés Gerardo Buganza, el señor Duck podría ocupar la Subsecretaría de Gobierno, luego de que se ha rumorado la salida de Marlón
Ramírez de ese cargo.
Así, de concretarse el arribo de Duck Núñez al gabinete duartista se confirmará lo que todos saben: que hace tiempo dejó de ser panista. Los viejos del pueblo no se equivocan en su sabiduría y el exdiputado cordobés le hará honor a su apellido con el clásico refrán: “Si camina como pato (duck, un pato gringo), nada como pato (duck) y grazna como pato (duck)…pues es un pato (duck. Y léase: un pato un priísta). Así de simple.
Finalmente en temas políticos, la semana inicia con el nombramiento formal –antes era interino- del boqueño Alfredo Ferrari Saavedra como presidente del Comité Estatal del PRI y la regidora con licencia de Jalapa, Corintia Cruz como secretaría general del mismo. Vaya que son tiempos de vacas flacas en el tricolor con dirigencia tan mediocre. Ninguno de los dos ha ganado una sola
elección en su vida.
Con el ungimiento de Ferrari Saavedra, famoso por se integrante de un grupúsculo local conocido como “Los Negritos y Bembones”, se mide las condiciones de precariedad en las que se encuentra el PRI veracruzano.
Sin trabajo político, sin experiencia de éxito electoral, como eterno ocupante de cargos de medio pelo y aviador en otras dependencias, en Ferrari se retrata el tricolor actual.
De paso, mientras el gobernante en turno pronunciaba su discurso en el Consejo Político del tricolor realizado ayer en Jalapa sobre la “unidad” en el partido, el senador José Yunes Zorrilla abandonó la sesión demostrando que el tricolor hay todo menos cohesión partidista. Muestra aparente de fractura y de que ya ni siquiera entre ellos se creen el cuento. Van
de mal en peor.