Córdoba.- A las múltiples carencias que existen en el Hospital General de Zona (HGZ) Número Ocho, del Instituto Mexicano del Seguro Social, se suman las quejas por malos tratos y burlas del personal médico y de enfermería en el área de urgencias. La atención para los derechohabientes es deplorable, se les mantiene hacinados, sobre bancos metálicos, sillas y hasta de pie, por la falta de camillas y sillas de ruedas.
El pasado miércoles, Yanet M. dijo haber acudido a la clínica en compañía de familiares y su abuela, de 87 años de edad, pues tenían una orden de ingreso que giró el médico familiar en la Unidad de Medicina Familia (UMF) 61 para la octogenaria.
Según explica la afectada, el estado de salud de la mujer era estable, sin embargo, por las complicaciones propias de su edad no pudo caminar, lo que dificultó su ingreso al hospital, a su llegada el personal de guardia, médico y de enfermería, argumentaron no contar con sillas de ruedas o camillas para la paciente.
“Mis tías le pidieron al guardia de urgencias una camilla y el tipo respondió que no había ni camilla ni silla de ruedas, que la bajáramos cargando… le dije ajá la bajo cargando y luego que así me quedó adentro cargándola”, comenta.
Ante la actitud negativa del guardia de seguridad, ingresó a la sala de urgencias donde al solicitar el apoyo en enfermería la respuesta fue la misma, insistiendo no contar con las herramientas necesarias para permitir el ingreso de la derechohabiente.
“Les expliqué a las enfermeras que necesitaba una camilla y me respondieron no hay camillas ni sillas de ruedas, sólo me respondieron que la sentara en un banco de acero inoxidable, me molesté porque mi abuela es una persona de 87 años, inválida y ya ni siquiera se sostiene, respondí”, recordó Yanet.
Dijo, siguió por varios minutos esperando respuesta, las enfermeras en turno la dirigieron con el jefe de Urgencias, pero éste con trato déspota le respondió que buscara a la jefa de enfermeras, ya que él no atendería a nadie.
La jefa de enfermeras accedió a concederle una camilla que estaba desocupada en el área de observación, reveló, el tiempo que permaneció al interior de la clínica afirma haber sido testigo de casos de pacientes obligados a estar sentados en sillas y bancos, sosteniendo con sus manos el suero, además, insiste haber visto a una persona con hemorragia nasal en una silla de ruedas.
“Creo que si vamos al hospital es por necesidad, no por gusto, y en lugar de donarle millones de pesos al hospital para gastos de luz y cosas así, deberían de comprar más camillas y ampliar urgencias, que es muy pequeño”, asentó la afectada.
de la RedacciÛn
El Buen Tono