
En un encendido discurso desde Míchigan para celebrar sus primeros 100 días del segundo mandato, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a presumir de su estilo frontal en política exterior y comercial. Según el mandatario, países como España y China están buscando activamente llegar a acuerdos bilaterales con Washington, como respuesta a los polémicos aranceles impuestos por su Administración.
“Están viniendo desde todo el mundo para ver a su presidente. Están viniendo desde España, desde China también. De todas partes, y quieren llegar a un acuerdo”, afirmó Trump ante sus seguidores, destacando que su gestión ha hecho que EE.UU. vuelva a ser “respetado en todo el mundo”.
Desde el anuncio de una tregua parcial de 90 días en los aranceles introducidos a inicios de mes, la Casa Blanca ha insistido en que decenas de países están ansiosos por negociar con EE.UU. Sin embargo, Trump fue más allá al asegurar que ya ha cerrado acuerdos con “200 países”, una cifra que supera el total de países reconocidos por la ONU.
Aunque no se han confirmado acuerdos concretos, sí hubo gestos diplomáticos importantes. El ministro de Economía de España, Carlos Cuerpo, visitó recientemente Washington y afirmó haber notado “una voluntad de acuerdo” por parte de funcionarios estadounidenses, tras reunirse con el representante de Comercio, Jamieson Greer.
Por otro lado, el Gobierno chino ha desmentido que haya entablado negociaciones con EE.UU., a pesar de que Trump insiste en que están “cerca” de cerrar un pacto.
El mandatario también aprovechó la ocasión para anunciar un alivio arancelario para la industria automotriz local. Según el nuevo decreto firmado esta semana, los fabricantes que ensamblen vehículos en EE.UU. y utilicen partes importadas —si estas no superan el 15 % del valor total del automóvil— recibirán un crédito arancelario equivalente al 3,75 % del valor del coche, válido entre abril de 2025 y abril de 2026.
Este nuevo ajuste busca calmar las tensiones con el sector automotor estadounidense, duramente golpeado por la política comercial de Trump, y al mismo tiempo reforzar su narrativa de que su liderazgo está reposicionando a EE.UU. como potencia imbatible en la mesa de negociaciones globales.
