
En una final llena de emociones y controversias, el FC Barcelona logró una victoria impresionante sobre el Real Madrid (3-2) en tiempo extra, consiguiendo su título número 32 de la Copa del Rey. El héroe de la noche fue Jules Koundé, quien, con un gol en el minuto 115, le dio a los culés una victoria que los mantiene soñando con el “triplete” esta temporada.
La final, disputada en el estadio de La Cartuja ante 70,000 espectadores, estuvo marcada por la polémica debido a las decisiones arbitrales de Ricardo de Burgos Bengoetxea, pero eso no impidió que el espectáculo en el campo de juego fuera digno de un clásico entre estos dos gigantes del fútbol español.
El partido comenzó con un dominio claro por parte de Barcelona, que, a través de una excelente posesión y presión, fue superior desde el inicio. A los 11 minutos, Ferland Mendy sufrió una recaída de su lesión y tuvo que abandonar el campo, lo que dejó al Real Madrid en una situación complicada. A pesar de los esfuerzos de Thibaut Courtois y Lamine Yamal, los merengues no lograron contener el ímpetu de los catalanes.
La primera gran jugada se dio en el minuto 28, cuando Pau Cubarsí interceptó un pase de Vinicius Jr., y el balón llegó a los pies de Lamine Yamal, quien asistió a Pedri para que el español anotara un golazo desde fuera del área, colocando a Barcelona 1-0 arriba. Sin embargo, los blancos no se dieron por vencidos y, tras un gol anulado de Jude Bellingham por fuera de lugar, el Madrid comenzó a presionar más.
El empate llegó al minuto 69, cuando Kylian Mbappé, con un gol espectacular, igualó la contienda (1-1). La afición merengue estalló de júbilo, pero poco después, Aurélien Tchouaméni, en un remate de cabeza al minuto 77, puso a Real Madrid al frente 1-2, con el sueño del título número 21 a su alcance.
Pero Barcelona no se rindió. En el minuto 83, Lamine Yamal envió un pase milimétrico a Ferrán Torres, quien definió con frialdad para el 2-2, obligando a los tiempos extra.
La tensión se apoderó del encuentro. En el tiempo suplementario, una polémica jugada en el área culminó con la amonestación de Raphinha y la anulación de un gol de Ferrán Torres por fuera de lugar. Cuando todo parecía indicar que la final se decidiría por penales, llegó el momento que cambiaría la historia.
En el minuto 115, Jules Koundé robó un balón en los linderos del área y, con calma y precisión, anotó el gol que le dio la victoria a Barcelona por 3-2, asegurando así el trofeo de la Copa del Rey. Este triunfo alimenta las esperanzas de los culés de conquistar también la Liga y la Champions League, alcanzando el tan ansiado “triplete”.
Con este título, Barcelona no solo celebra su dominio en la Copa del Rey, sino también el renacer de un equipo que continúa demostrando su capacidad para luchar hasta el último minuto. Sin duda, esta final quedará grabada en la historia de los clásicos, una vez más mostrando por qué el fútbol es el deporte más emocionante del mundo.
