Berlín.- El director alemán Wim Wenders recibió ayer el homenaje de la 65 edición de la Berlinale, en forma de un Oso de Oro de Honor, en reconocimiento a una carrera que ha discurrido tanto en Alemania como en el resto de Europa y del mundo.
“Estoy por llegar a los 70, en agosto, y es momento no sólo de pensar en lo que he hecho, sino también en lo que tal vez voy a no poder hacer ya”, indicó el cineasta, en la conferencia de prensa previa a la gala de la noche, en que recibirá el simbólico galardón y además se proyectará El amigo americano (1977).
“Con Wim Wenders honramos a uno de los grandes artífices del cine de autor de nuestros días”, apuntó por su parte el director del festival, Dieter Kosslick.
Nacido en Düsseldorf, en la cuenca minera del Ruhr (oeste del país), Wenders es exponente del cine alemán, pero también uno de los cineastas del país más internacionales.
Ha rodado tanto en Europa como en Estados Unidos, en alemán como en inglés, y es el alma máter y presidente de la Academia del Cine Europea, nacida en los 80 como alternativa continental al cine de Hollywood.
La gala de la entrega del Oso de Oro de Honor está enmarcada en el ciclo que se dedica en este festival al cineasta, con películas que incluyen títulos míticos, como París Texas (1984), El cielo sobre Berlín (1987) y Pina, estrenada en
la Berlinale en 2011.
Junto a esta retrospectiva, en el festival se exhibió su última película Every Thing Will Be Fine, un melodrama rodado en 3D (como el documental Pina) e interpretado por Charlotte Gainsbourg y James Franco.
El filme no fue bien recibido en su estreno en Berlín y Wenders se vio obligado hoy de nuevo a justificar el uso de la técnica del 3D en esa película: “es una técnica que engrandece la expresión de las emociones”, dijo.
Fuera de esa cuestión, Wenders se refirió asimismo a sus expectativas de llevarse un Óscar con La sal de la tierra, el documental sobre el fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado.
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