
AGENCIA
Taxco, Guerrero.- El Viernes Santo marcó el punto culminante de la Semana Santa en Taxco, donde miles de fieles y visitantes fueron testigos de una de las celebraciones religiosas más sobrecogedoras de México. Tres procesiones principales -la de las Tres Caídas, el Santo Entierro y el Silencio- convirtieron las calles empedradas de esta ciudad platera en un escenario de devoción, solemnidad y tradición.
Desde las primeras horas del día, la ciudad se llenó de creyentes y turistas nacionales e internacionales que acudieron a presenciar las expresiones de fe que han dado a Taxco reconocimiento mundial. La Procesión de las Tres Caídas recreó el camino de Jesús hacia el Calvario; más tarde, la imagen de Cristo fue transportada en un ataúd de cristal durante la Procesión del Santo Entierro, mientras que la del Silencio selló el luto colectivo que se mantendrá hasta el Domingo de Resurrección.
Estas manifestaciones, que datan del siglo XVI según registros históricos del convento de San Bernardino, se han mantenido vivas gracias al compromiso de los habitantes de Taxco, que año con año se organizan para recrear con rigor los pasajes bíblicos de la Pasión de Cristo. La Catedral de Santa Prisca, joya del barroco novohispano, ha sido desde 1949 el epicentro de estas ceremonias religiosas.
Las actividades iniciaron desde el Lunes Santo con la Procesión de las Vírgenes y continuaron con la Procesión de las Ánimas, el Martes Santo, protagonizada por penitentes conocidos como “encruzados” que cargan rollos de espinos y flagelantes que se azotan como acto de penitencia y sacrificio. “Es impresionante verlos, traen espinas pesadísimas, algunos se lastiman la boca. Es algo muy impactante”, expresó una espectadora a la agencia Reuters.
El Miércoles y Jueves Santo continuaron las procesiones con la Santísima Trinidad y los Cristos, marcadas por el recogimiento espiritual y la presencia de figuras encapuchadas que se ocultan en el anonimato, pues como explican los propios penitentes: “Esto no se trata de uno, sino del espíritu y de la fe que nos mueve”.
Durante la Procesión de los Flagelantes y el Crucificado, uno de los rituales más extremos de la Semana Santa en Taxco, los participantes cargaron fardos de ramas espinosas que llegan a pesar hasta 50 kilos y se fustigaron la espalda hasta quedar ensangrentados. Estas escenas conmovedoras reflejan la entrega y el deseo de compartir simbólicamente el dolor de Cristo en la cruz.
“Cada quien sabe por qué lo hace. La fe es la clave para superar cualquier cosa”, dijo un penitente encapuchado, quien pidió permanecer en el anonimato.
Además del profundo significado espiritual, estas celebraciones representan una oportunidad para mostrar la identidad cultural de la región y fortalecer la economía local a través del turismo religioso. Durante esta semana, Taxco recibe a miles de visitantes que acuden no solo por la belleza arquitectónica del lugar, sino para ser parte de una tradición única en el país.
El luto impuesto por la Procesión del Silencio será levantado el próximo Domingo de Resurrección, cuando se celebre la victoria de Cristo sobre la muerte y se cierre uno de los capítulos más intensos de la fe católica en México.


