De la Redacción
EL BUEN TONO
Córdoba, Ver.- La insuficiente infraestructura del Hospital Regional de Córdoba (Hospital General “Yanga”) no solo refleja décadas de abandono institucional, sino que se ha convertido en un determinante crítico de mortalidad, especialmente para poblaciones vulnerables.
Los datos del INEGI (2023) revelan que el 32.1 por ciento (%) de las 2 mil 375 muertes en la región ocurrieron en personas sin acceso a salud, muchas de ellas adultos mayores que dependen de una red hospitalaria colapsada. Esta cifra, en aumento respecto a 2022, expone cómo la falta de espacios especializados, equipos y personal médico condena a poblaciones enteras a un riesgo sanitario evitable.
La carencia de áreas de especialidad y la saturación crónica, ambas derivadas de una infraestructura diseñada para otra época, obligan a derivar pacientes a ciudades lejanas como Xalapa o CDMX, un viaje inaccesible para comunidades indígenas y de bajos recursos. Esto no solo agrava enfermedades, sino que convierte padecimientos tratables en sentencias de muerte. El caso de Veracruz, con 4 millones de personas sin acceso a salud, ilustra cómo la obsolescencia hospitalaria profundiza desigualdades: quienes no pueden migrar a otros sistemas (como IMSS o ISSSTE) quedan atrapados en un círculo de desatención.
Los nosocomios de la región operan con una estructura física y logística de hace medio siglo, incapaz de absorber el crecimiento demográfico, las nuevas enfermedades o emergencias como la pandemia de 2019. María Luisa Vázquez, enfermera, lo resume: “La saturación no es por exceso de pacientes, sino por insuficiencia estructural”. Esto se traduce en falta de quirófanos, camas de terapia intensiva y hasta almacenes para insumos básicos, un déficit que la propuesta de un hospital de alta especialidad busca resolver, pero que sigue estancada en trámites burocráticos.
