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Buscó a su hija por 9 años; la fiscalía ya la había enterrado en una fosa común sin avisarle

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AGENCIA

Torreón.- Durante casi una década, Alfonso Ortega González recorrió calles, hospitales y oficinas de gobierno buscando a su hija, Jessica Vianey, desaparecida en 2016 cuando tenía 16 años. Sin embargo, la dolorosa verdad se reveló recientemente: La fiscalía la había encontrado y enterrado en una fosa común pocos días después de su desaparición, sin notificar a su familia.

El 20 de febrero de 2025, Alfonso recibió una llamada devastadora: Una prueba de ADN confirmó que su hija había sido hallada 15 días después de su desaparición, pero debido a la falta de registros organizados, fue sepultada sin que su familia lo supiera.

Jessica desapareció en julio de 2016, y su familia nunca dejó de buscarla. Organizaron su fiesta de cumpleaños sin ella, pegaron volantes, acudieron a marchas y siguieron cada pista falsa con la esperanza de hallarla con vida.

Mientras tanto, la fiscalía ya tenía su cuerpo. Fue encontrado semienterrado y trasladado al Servicio Médico Forense (Semefo). La falta de identificación inmediata y la ineficiencia de las autoridades hicieron que fuera enviado a la fosa común.

En 2024, la fiscalía inició un proceso de exhumación de cuerpos sin identificar. Como parte de esta labor, solicitaron una prueba de ADN a Alfonso. Un año después, le notificaron la coincidencia con su hija. Jessica había estado bajo custodia de las autoridades todo este tiempo, pero nunca le informaron.

“Me la arrebataron más tiempo ustedes que su asesino”

Al recibir la noticia, Alfonso y su familia quedaron destrozados. “¿Cómo me van a decir que la niña que busqué durante nueve años siempre estuvo con ustedes?”, reclamó.

Las autoridades admitieron que el caso nunca fue investigado adecuadamente y que la falta de registros forenses organizados hizo que su cuerpo terminara en una fosa sin revisar si coincidía con alguna denuncia de desaparición.

Ahora, su familia exige justicia y cambios en el sistema forense, para evitar que otras familias vivan el mismo calvario. La historia de Jessica es un testimonio de la indolencia y negligencia de las instituciones encargadas de buscar a los desaparecidos en México.

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