El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado este lunes que pondrá fin “de inmediato” a la protección del Servicio Secreto asignada a Hunter y Ashley Biden, hijos del exmandatario Joe Biden (2021-2025). Esta decisión ha generado gran polémica, pues se suma a la retirada de seguridad a otras figuras públicas como el inmunólogo Anthony Fauci y el exjefe del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley.
Trump justificó su decisión a través de su red social Truth Social, argumentando que la protección de Hunter Biden ha sido “prolongada” y financiada por el contribuyente estadounidense. Según el mandatario, Hunter Biden contó recientemente con 18 agentes del Servicio Secreto durante su estancia en Sudáfrica, mientras que su hermana Ashley tuvo 13.
La ley estadounidense establece que solo los expresidentes y sus cónyuges reciben protección vitalicia del Servicio Secreto, mientras que la seguridad para otros familiares suele concluir tras dejar el cargo. No obstante, Joe Biden había extendido en enero la protección de sus hijos por seis meses más, hasta julio, una decisión que ahora Trump ha revertido.
Hunter Biden ha sido una figura altamente controversial en la política estadounidense. Condenado el año pasado por delitos fiscales y posesión de armas, ha sido objeto de presiones y amenazas constantes por parte de Trump y sus seguidores. Antes de finalizar su mandato, Joe Biden le otorgó un indulto, rompiendo su promesa previa de no intervenir en sus asuntos legales.
La decisión de Trump ha reavivado el debate sobre la seguridad de las familias presidenciales y el uso del Servicio Secreto. Mientras sus partidarios aplauden la medida como un recorte de gastos innecesarios, los críticos la ven como un acto de revancha política. En un clima de creciente polarización, esta acción podría tener repercusiones en la ya tensa relación entre ambos líderes y sus respectivos seguidores.
