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Acatlán.- La mañana del día de ayer un quesero que viajaba a bordo de su moto Honda color rojo, perdió la vida al estamparse por la parte trasera de un carro cañero, el conductor del camión, al mirar la desgracia se bajó de su unidad y, al ver sin vida al motociclista se dio a la fuga con rumbo desconocido.

Los hechos se dieron alrededor de las 11:15 horas de ayer cuando el joven Juan Santana Castillo, circulaba con su motocicleta por la carretera estatal Tierra Blanca-Tetela con rumbo a Cosolapa, ya que repartiría quesos a los puestos de la región, pero al pasar el puente “Amapá” se impactó en la parte trasera de un carro cañero que circulaba delante de él, el cual, trataba de meterse a un acotamiento para estacionarse.

Debido a la velocidad que viajaba el motociclista, no le permitió frenar a tiempo, tras el impacto, el vendedor cayó inerte, perdiendo la vida en ese instante. 

Un jovencito que es ayudante del finado y que viajaba en otra moto, presenció el accidente.

Él mismo, relatando que Santana Castillo intentó rebasar al cañero, este último cambió sin aviso su dirección virándo para meterse al acotamiento; sin encender luces, realizar sonidos, bajar paulatinamente la velocidad o cualquier otro aviso.

El ayudante, tras dar alcance al extinto, se bajó para tratar de encontrarle algún signo de vida, al tiempo que el operador del torton bajaba de su propio vehículo para saber qué había sucedido. Sin embargo, se dio a la fuga mientras el ayudante del comerciante, buscaba un lugar para pedir ayuda a la Cruz Roja de Tierra Blanca y avisar a los familiares del fallecido, a su regreso, el escenario fue distinto, su jefe seguía en el mismo lugar, y el causante del accidente había desaparecido.

Empero, fue identificado como Juan Lozano Contreras, de 42 años de edad, con domicilio conocido en la Selva Segunda, al lugar del deceso llegó el padre del chofer quien se identificó como Primo Lozano Sánchez, de 65 años de edad y dijo ser propietario del camión cañero, marca Chevrolet color negro con placas XV-66-148 del estado de Veracruz. 

Al mismo lugar llegaron los policías municipales de Acatlán para abanderar la zona, al mismo tiempo que comenzaban dichas maniobras,  la madre del finado hizo acto de presencia, quien, al ver a su hijo en el pavimento, sin poder asimilar la escena, comenzó a llorar. “No puede ser, no puede ser” repetía para sí misma.

Mientras, se esperaba al Agente del Ministerio Público para que diera Fe de la muerte a los oficiales; aislaron el lugar para que el cuerpo no fuera tocado por algún vehículo.

La llegada del padre del malogrado comerciante fue la más triste ya que con un inexplicable sentimiento de impotencia, abrazó los restos mortales del que en vida llamara como hijo. Los policías, en las labores para recuperar el cuerpo con una camilla, tuvieron que quitarle de allí no sin algunos problemas.

De allí lo trasladarían al descanso del panteón municipal de Acatlán donde le sería realizada la necropsia de rigor y posteriormente, entregado a sus familiares para que le den cristiana sepultura, según sus creencias.  

   

Julio Valdivia

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