
Este jueves 13 de marzo por la noche, la alerta se encendió en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) cuando se reportó un aterrizaje de emergencia. Se trataba de un avión Boeing 787 procedente de Ámsterdam, Países Bajos, que tocó tierra en la CDMX a las 20:15 horas.
Los primeros informes indicaban que la aeronave, correspondiente al vuelo KL685 de la aerolínea KLM, presentó una falla en el tren de aterrizaje, lo que llevó al piloto a tomar la decisión de aterrizar en la capital mexicana. Sin embargo, hasta ese momento no había reportes de lesionados ni incidentes graves.
¿Qué pasó realmente?
A las 20:48 horas, las autoridades del AICM emitieron un comunicado a través de sus redes sociales en el que aclaraban la situación: “No se registró ninguna emergencia en el AICM. El piloto de un avión informó que su sistema le reportó que una de sus llantas tenía baja presión. El aeropuerto, por procedimientos de seguridad, inició sus protocolos, el avión aterrizó normal y sin contratiempos.”
Esto significa que no hubo una emergencia mayor ni personas heridas a bordo. El problema fue identificado como una baja presión en el neumático número seis, lo que llevó al piloto a seguir los procedimientos establecidos para estos casos.
El aterrizaje se realizó de manera segura y sin incidentes adicionales. Dentro de la aeronave no se registraron momentos de crisis entre los pasajeros, quienes descendieron del avión sin novedad.
Este evento pone de manifiesto la importancia de los protocolos de seguridad aérea y la capacidad de respuesta tanto de los pilotos como de las autoridades aeroportuarias ante cualquier eventualidad. Afortunadamente, en esta ocasión, todo quedó en un procedimiento preventivo sin mayores consecuencias.
