Efraín Hernández
El Buen Tono
Córdoba.- Mientras la afición y la comunidad del Rey de los Deportes exigían respuestas, la Liga Cordobesa de Béisbol tardó más de un día en pronunciarse sobre el escándalo de violencia que ensombreció el estadio Salomé Barojas. Este retraso en la toma de decisiones no solo refleja una falta de liderazgo, sino que también pone en duda la capacidad de las autoridades deportivas para actuar con prontitud y contundencia ante situaciones que manchan el deporte.
El domingo 9 de marzo, el Salomé Barojas fue testigo de una pelea masiva entre jugadores, desatada luego de una polémica decisión arbitral. A pesar de la gravedad del incidente, que rápidamente se viralizó en redes sociales, la Liga Cordobesa permaneció en silencio durante más de 24 horas, dejando un vacío que alimentó la indignación de aficionados y críticos por igual.
Cuando finalmente se pronunció, la Liga anunció la suspensión de un año para los involucrados, una medida que, aunque severa, llegó demasiado tarde para calmar los ánimos. Muchos cuestionan si esta sanción fue una respuesta genuina o simplemente un intento de apagar el fuego mediático. Lo cierto es que la demora en actuar dejó en evidencia una falta de protocolos claros para manejar crisis de este tipo.
