El mundo del coleccionismo no deja de sorprendernos, y esta vez lo ha hecho con un objeto que desafía las convenciones: un Cheeto con la forma de Charizard, uno de los Pokémon más icónicos de la saga. Apodado cariñosamente “Cheetozard”, este peculiar snack se subastó recientemente por la impresionante cifra de 87,840 dólares, una cifra que demuestra que la nostalgia y la cultura pop siguen siendo un terreno fértil para el coleccionismo.
El origen del “Cheetozard”
Este curioso Cheeto Flamin’ Hot, de aproximadamente 3 pulgadas de largo, fue descubierto entre 2018 y 2022 en la tienda de coleccionables 1st & Goal, en Georgia, Estados Unidos. Aunque su apariencia no era nada común, el “Cheetozard” pasó desapercibido hasta que fue guardado en una caja fuerte, donde permaneció durante años. Fue hasta finales de 2024 cuando este snack salió a la luz, generando un gran revuelo entre los fanáticos del coleccionismo y de Pokémon, quienes no dudaron en mostrar su fascinación por este inusual hallazgo.
Lo que podría parecer un simple trozo de comida se convierte en una pieza de alto valor gracias al poder de la nostalgia y el cariño que los fanáticos tienen por Pokémon, una franquicia que ha dejado una huella imborrable en generaciones de seguidores desde su debut en los años 90.
La subasta del “Cheetozard”
El “Cheetozard” fue puesto a la venta en una subasta organizada por Goldin, una de las casas de subastas más reconocidas en el ámbito de la cultura pop y el deporte. La subasta comenzó el 10 de febrero de 2025, con un precio inicial de solo 250 dólares. Sin embargo, lo que parecía una subasta común se transformó en un evento inesperado: la oferta comenzó a crecer rápidamente, superando los 1,000 dólares en cuestión de días.
Finalmente, el 3 de marzo de 2025, a las 1:12 am, la subasta cerró con un impresionante total de 87,840 dólares. Este elevado precio fue el resultado de la feroz competencia entre 60 coleccionistas, quienes pujarían hasta alcanzar esta cifra récord por un simple Cheeto. Encapsulado en una caja transparente y acompañado de una carta de Pokémon personalizada, el “Cheetozard” se convirtió en un artículo único y altamente deseado.
Pokémon: Un fenómeno sin fin
El “Cheetozard” no es el primer objeto de Pokémon en alcanzar precios exorbitantes. La franquicia, que comenzó como un videojuego en los años 90, se ha convertido en uno de los universos más queridos y lucrativos del entretenimiento mundial. Las cartas coleccionables de Pokémon, especialmente las de primera edición o en condiciones excepcionales, también han logrado cifras astronómicas en subastas.
Un ejemplo claro es la famosa carta holográfica de Charizard de 1999, que se vendió por más de 300,000 dólares. Este tipo de artículos han consolidado a Charizard como uno de los personajes más codiciados del mundo del coleccionismo.
Otro ejemplo reciente ocurrió en 2023, cuando se lanzó una carta de Pikachu inspirada en la obra de Van Gogh. La pieza causó furor en el Museo Van Gogh de Ámsterdam, donde los fanáticos se apresuraron a conseguirla. A poco tiempo de su lanzamiento, esta carta comenzó a revenderse por precios que superaban las expectativas.
¿Un simple snack o una pieza de colección?
Aunque a primera vista pueda parecer simplemente un Cheeto, el “Cheetozard” ejemplifica cómo la rareza y el vínculo con un personaje tan querido como Charizard pueden transformar un objeto común en un valioso tesoro. Este sorprendente hallazgo demuestra, una vez más, que el coleccionismo no tiene límites, y que la cultura pop, la nostalgia y el amor por Pokémon siguen siendo ingredientes clave en la creación de piezas únicas que marcan la historia.
