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Las decisiones morales de los millonarios a bordo del Titanic

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AGENCIA

Internacional.- Cuando el Titanic se hundió en la madrugada del 15 de abril de 1912, entre sus pasajeros se encontraban algunos de los hombres más ricos de la época. A pesar de su inmensa fortuna, eligieron actuar conforme a sus principios morales en lugar de buscar salvarse a toda costa.

John Jacob Astor IV, uno de los pasajeros más adinerados a bordo, tenía una fortuna capaz de financiar la construcción de 10 barcos como el Titanic. Sin embargo, en el momento de la tragedia, decidió acatar las normas y permitió que las mujeres y los niños subieran a los botes salvavidas antes que él.

Otro ejemplo fue Isidor Straus, copropietario de la cadena de tiendas departamentales Macy’s, quien afirmó: “Nunca me subiría a un bote salvavidas antes que otros hombres”. Su esposa, Ida Straus, también rechazó un lugar en los botes y, en un acto de amor y lealtad, cedió su asiento a su criada, Ellen Bird, optando por permanecer junto a su esposo hasta el final.

Estos personajes, pese a su riqueza, eligieron preservar sus valores y principios, convirtiéndose en símbolos de dignidad y humanidad en medio de la tragedia.

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