De la Redacción
El Buen Tono
Región.- El deterioro acelerado de las carreteras federales en Veracruz es un reflejo de la corrupción que ha marcado la administración de los recursos públicos en la región. A pesar de la implementación del programa “Bachetón”, promovido por el Gobierno Federal, la situación de las vialidades en el estado sigue siendo crítica. Esto no sólo evidencia la ineficacia de las medidas actuales, también pone en tela de juicio el manejo de los fondos destinados a la infraestructura carretera durante administraciones pasadas.
Manuel Huerta, ex delegado de Bienestar y actual senador, es el culpable de este desastre. Durante su gestión, los recursos etiquetados para la rehabilitación de carreteras no fueron invertidos en su propósito original. En su lugar, Huerta optó por devolver los fondos al entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, quien los utilizó en programas sociales con claros tintes clientelares. Esta decisión no sólo dejó a Veracruz con vías de comunicación en pésimo estado, sino que también privó a los ciudadanos de un derecho básico: contar con infraestructura segura y funcional.
La falta de transparencia en el uso de estos recursos es alarmante. La Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) no ha brindado explicaciones claras sobre el destino del dinero, lo que significa la existencia de desvíos y malversación de fondos.
Además, la impunidad parece ser la norma: Manuel Huerta, ahora protegido por el fuero como senador, evade cualquier tipo de investigación, mientras los ciudadanos de Veracruz sufren las consecuencias de su mala gestión.
El estado de carreteras como la Córdoba-Veracruz, la Fortín-Orizaba y la Minatitlán-Coatzacoalcos es desastroso y los accidentes son frecuentes. Estas vías, vitales para la economía y la movilidad en la región, presentan un nivel de deterioro que no sólo dificulta el transporte de mercancías y personas, sino que también representa un riesgo constante para la seguridad de quienes las transitan.
