AGENCIA
EEUU.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva que clasifica a los cárteles mexicanos del narcotráfico como “organizaciones terroristas extranjeras” (FTO, por sus siglas en inglés). Esta decisión, anunciada por la Casa Blanca, tiene como objetivo enfrentar la amenaza que estas organizaciones representan para la seguridad nacional de Estados Unidos y sus ciudadanos.
La clasificación de los cárteles como grupos terroristas permitirá a las autoridades estadounidenses implementar medidas más agresivas para desmantelar sus operaciones, tales como el congelamiento de activos, el uso de jurisdicción extraterritorial y una mayor cooperación internacional. En la práctica, ofrecer “apoyo material” a estas entidades se convertirá en un delito grave con consecuencias severas, que incluyen penas de prisión de hasta 20 años y multas significativas.
Entre los cárteles que podrían ser incluidos en esta lista se encuentran los más notorios, como el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), así como otros siete grupos criminales identificados por la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA). Aunque la orden ejecutiva aún no especifica los nombres de los cárteles que serán clasificados como terroristas, legisladores como el senador John Kennedy han señalado al menos nueve grupos que cumplen con los criterios establecidos.
1. Cártel de Sinaloa: Conocido como uno de los más poderosos, ha dominado el narcotráfico a gran escala, traficando drogas como metanfetaminas y fentanilo. Actualmente enfrenta una lucha interna entre facciones lideradas por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán y por Ismael “El Mayo” Zambada.
2. CJNG: Liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, este cártel es conocido por su brutalidad y capacidad militar, consolidándose como un actor clave en el tráfico de metanfetaminas y fentanilo a nivel internacional.
3. Cártel del Golfo (CDG): Una de las organizaciones más antiguas de México, se ha dividido en varias facciones, pero mantiene actividades ilegales en el tráfico de drogas y personas.
4. Los Zetas: Surgido como el brazo armado del CDG, se independizó y se convirtió en uno de los grupos más violentos del país. Aunque ha perdido poder tras la captura de sus líderes, diversas facciones siguen operando en el tráfico de drogas y extorsión.
5. Cártel del Noreste (CDN): Una escisión de Los Zetas, tiene una presencia significativa en el noreste de México y ha mantenido un perfil violento, con enfrentamientos recientes con las autoridades.
6. Cártel de Juárez: Fundado en la década de 1970, es uno de los más antiguos y ha enfrentado reveses, pero sigue activo bajo el liderazgo de Juan Pablo Ledezma, implicado en disputas territoriales.
7. Cártel de Tijuana (Arellano Félix): Aunque debilitado, sigue involucrado en el tráfico de drogas en la región, enfrentándose a otros grupos como el Cártel de Sinaloa.
8. Organización de los Beltrán Leyva: Agrupación que ha sufrido rupturas y capturas significativas, pero aún opera a través de varias facciones en Guerrero.
9. La Familia Michoacana: Originalmente un grupo de autodefensa, ha evolucionado hacia un cártel dedicado al tráfico de drogas y está liderado actualmente por los hermanos Olascoaga.
La inclusión formal de estos cárteles en la lista de organizaciones terroristas podría tener repercusiones significativas. Las agencias de seguridad de Estados Unidos y México podrían intensificar sus esfuerzos de colaboración, optimizando recursos para erradicar estas estructuras delictivas. También podría haber un incremento en la presión sobre el gobierno mexicano para que adopte medidas más contundentes en la lucha contra el narcotráfico.
A nivel internacional, esta designación podría cambiar la percepción de los cárteles, colocándolos al nivel de grupos terroristas como Al-Qaeda o el Estado Islámico (ISIS). Las repercusiones legales sobre individuos y organizaciones que se relacionen de cualquier forma con estos cárteles se verán amplificadas, creando un ambiente de mayor riesgo para aquellos que operan dentro de su red.
Mientras Estados Unidos se prepara para implementar estas nuevas medidas, el futuro de los cárteles mexicanos y su impacto en la seguridad nacional sigue siendo un tema de alta prioridad y preocupación para ambas naciones.
