AGENCIA
Pachuca.- Durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), Pemex cuantificó un quebranto de más de tres mil millones de pesos por el robo de combustibles mediante tomas clandestinas. Sin embargo, este cálculo solo incluye los casos donde hubo un dictamen para valuar los daños y se inició una carpeta de investigación, dejando fuera muchas extracciones no registradas.
El robo de combustibles, conocido como “huachicol”, fue uno de los delitos prioritarios a combatir por AMLO, destacando como uno de los momentos más dolorosos de su mandato la explosión de un ducto en Tlahuelilpan, Hidalgo, en enero de 2019, que dejó 137 muertos. Hidalgo fue el estado más afectado durante su sexenio, con más de 26 mil perforaciones, aunque en 2021, 2022, 2023 y 2024 no se reportó ningún daño, pese a que se registraron miles de denuncias.
Aunque hubo miles de denuncias y tomas clandestinas, no todas las pérdidas fueron cuantificadas. En 2020, Pemex registró un daño por solo 11 mil 309 pesos, y en 2019, la cifra fue de más de 700 millones de pesos. En contraste, las cifras de tomas clandestinas en Hidalgo aumentaron significativamente durante el sexenio de AMLO, alcanzando un total de 72 mil 337 tomas a nivel nacional, lo que marca un aumento histórico.
En varios estados como Puebla, Jalisco y Guanajuato, aunque las tomas fueron numerosas, no se cuantificó el impacto económico. En Baja California, sin embargo, aunque la incidencia fue baja, el daño reconocido alcanzó los 796 millones de pesos, representando el 94 por ciento (%) del total en el país.
Los cárteles de huachicoleros continuaron su disputa por el control de las zonas de extracción, lo que generó altos niveles de violencia, homicidios, y destrucción de bienes. La falta de datos exactos y la ausencia de valuaciones completas reflejan la magnitud del daño al patrimonio nacional, dejando en evidencia un panorama complejo para la administración de AMLO, que cerró su sexenio con una cifra alarmante de tomas y pérdidas que aún no han sido completamente cuantificadas.
Corría el año 2018 cuando un sujeto con espíritu y actitud mesiánica dijo aquello de : “ Vamos a terminar con la corrupción, y el huachicoleo será lo primero”. Al final, ni lo uno, ni lo otro. ¿Cuál es entonces el legado?: Gente adoctrinada y fanática.
Ya le cambiaron el nombre, ahora ya no lo llaman “huachicol” y pues, por eso ya no hay robo de hidrocarburos.
No solo prosperó, se “legitimó” y se volvió más sofisticado que un simple puesto de bidones sobre la carretera. Ahora es un mounstro financiero al servicio del CO y de sus aliados políticos, que comercializan combustible en estaciones “bandera blanca”. ¡El hueco fiscal es gigante!