Córdoba.- En un claro reto a las corporaciones encargadas de dar seguridad en la región, ayer se registró una ola delictiva que rayó de lo violento a lo absurdo.
En el centro histórico de Córdoba, a una cuadra del Palacio municipal, en calle 3 entre avenidas 1 y 2, un hombre recibió tres impactos de bala por un desconocido, quien tras la agresión, pudo escapar tranquilamente de una zona plagada de transeúntes, negocios y policías.
En el zócalo de Tezonapa, un par de sujetos encapuchados y empuñando un arma de fuego, asaltaron a una niña de 11 años y un niño de 10 (afuera de una primaria) y les robaron 22 pesos que llevaban para su torta, además de una tableta electrónica.
En Fortín, delincuentes atracaron un jardín de niños (segundo robo en nueve meses) y se llevaron equipo de cómputo, de sonido y hasta el micrófono, sin ser detenidos.
En contraposición a los hechos anteriores, ayer fue detenido uno de los presuntos ladrones que en diciembre pasado atracaron a empleados de la empresa Metro, en Fortín, con un botín de $170 mil pesos. En este caso específico, la labor de investigación de la Policía Ministerial dio buenos resultados, y sólo falta que el ladrón sea adecuadamente procesado y purgue efectivamente una condena suficiente, al menos por este delito.
Pero el balance es todavía negativo. Muy negativo. Y el universo de víctimas se amplía, ahora afectando a niñas y niños menores de 12 años.