La Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) ha encendido las alarmas sobre una preocupante tendencia: menores de edad que intentan imitar los juegos representados en la popular serie surcoreana “El juego del calamar”. Esta situación ha desatado debates en colegios, familias y redes sociales sobre el impacto de los contenidos violentos en la infancia.
Juegos escolares inspirados en la serie
Según ANAR, se han recibido reportes en líneas de ayuda sobre niños que recrean juegos de la serie en los patios escolares, algunos con castigos que pueden causar daños físicos o psicológicos. La serie, disponible en Netflix y clasificada como no apta para menores de 16 años, explora temas oscuros como la desesperación, la deuda y la moralidad extrema, presentando contenido violento que no es apropiado para una audiencia infantil.
Una exposición peligrosa
La Fundación ANAR advierte que los niños, al no contar con herramientas cognitivas para diferenciar entre ficción y realidad, corren el riesgo de normalizar la violencia que observan en pantalla. “Imitar este tipo de conductas no solo puede generar conflictos entre los menores, sino también dañar su desarrollo emocional a largo plazo”, subrayó la organización en un reciente comunicado.
Los expertos en psicología infantil destacan que la fascinación por “El juego del calamar” también evidencia la falta de supervisión parental en el consumo de contenidos digitales. Aunque plataformas como Netflix cuentan con controles parentales, la popularidad de la serie ha llevado a que menores accedan a ella sin restricciones.
Alerta desde las aulas
Mary Carmen Llano, profesora y directora de preescolar, expresó su asombro al notar que varios de sus alumnos estaban siguiendo las recomendaciones de compañeros que ya habían visto la serie. “¡Niños de tres, cuatro y cinco años jugando a ‘Luz Verde, Luz Roja’!”, exclamó Llano en un video de TikTok que alcanzó más de 10 millones de reproducciones. Este reto, en el que una mueca gigante dispara a quienes se mueven fuera de tiempo, resulta completamente inapropiado para menores.
En su video, la docente hizo un llamado de atención a los padres: “¿Cómo es posible que hayan permitido que sus hijos vean esto? Luego se quejan de terrores nocturnos o comportamientos violentos”. La publicación desató una ola de comentarios, algunos apoyando la preocupación de la maestra, mientras otros defendieron el juego como una versión moderna de actividades infantiles tradicionales.
Recomendaciones para las familias
Para abordar este fenómeno, ANAR ha emitido una serie de recomendaciones dirigidas a padres y educadores:
- Supervisión activa: Los padres deben supervisar los contenidos que sus hijos consumen en plataformas de streaming y redes sociales.
- Diálogo abierto: Es vital hablar con los niños sobre los riesgos de imitar comportamientos violentos y fomentar un pensamiento crítico respecto a lo que ven en los medios.
- Fomentar alternativas saludables: Proponer actividades recreativas que promuevan valores como la cooperación y el respeto mutuo.
- Uso de controles parentales: Configurar herramientas de restricción de contenido en dispositivos y plataformas digitales.
Un llamado a la responsabilidad
ANAR también insta a las plataformas digitales y productoras de contenido a reforzar los mecanismos que limiten el acceso de menores a programas no recomendados para su edad. Además, sugiere a las instituciones educativas implementar programas de sensibilización sobre la influencia de la ficción en el comportamiento infantil.
“El juego del calamar” es solo un ejemplo de cómo el contenido viral puede influir en la conducta de los niños. La responsabilidad de proteger su bienestar emocional y físico recae en padres, educadores, creadores de contenido y la sociedad en general.