Este miércoles, la crisis política en Corea del Sur alcanzó un punto sin precedentes con la detención del exmandatario Yoon Suk-yeol. La Oficina para los Casos de Corrupción de Altos Funcionarios (CIO) confirmó que la orden de arresto se ejecutó a las 10:33 hora local, tras varios intentos frustrados por las barreras físicas y humanas levantadas en torno a su residencia en Yongsan, Seúl.
La histórica aprehensión de Yoon, el primer presidente en funciones en ser arrestado, tiene sus raíces en su polémica declaración de ley marcial en diciembre pasado, lo que ha desatado una tormenta política y social. Miles de seguidores y detractores se reunieron frente a su residencia, mientras la policía desplegaba a más de 3,000 efectivos para mantener el orden y ejecutar la orden judicial.
En un video grabado previamente, Yoon denunció la investigación como “ilegal”, pero afirmó que decidió entregarse para evitar “un derramamiento de sangre”. Este acontecimiento marca un nuevo capítulo en la política surcoreana, con implicaciones que podrían redefinir el panorama del país en los próximos meses.